miércoles, 14 de agosto de 2013

Detiene la guardia civil a un chico por amor


Detiene la guardia civil a un chico por amor.





-¿Qué hago aquí?- me pregunto encerrado en un oscuro calabozo de seis metros cuadrados iluminado por un foco que se encuentra sobre una gruesa puerta verde con una misteriosa mirilla de rejillas similar a la de los confesionarios. Deja ver la mirilla un pequeño trozo pared. No hay ventanas. Hay una cámara de vigilancia a la altura del techo, en una esquina. Está cubierta con un protector de plástico transparente similar al de los escudos de los antidisturbios. En el calabozo suena un pip, pip, pip, cada tres minutos. Ese sonido nunca para. Se clava en la mente y distrae de la profundidad del pensamiento que requiere :soledad, y silencio. Cómo a mi nunca me ha gustado pensar, y mi pensamiento no es profundo ni lógico, me es indiferente que este pitando cada tres minutos. Incluso me gusta porqué es sencilla la melodía.
-Vaya, vaya, vaya- me digo tras mirar a mi alrededor.
Estoy, oh lector, en una especie de calabozo o algo así. Me arrepiento de haber exclamado los vaya, vaya, vaya, en voz alta por si me ha escuchado alguien hablar solo y piensan que estoy loco.
Pip, pip, pip- han pasado tres minutos.
¿Me vigilan?- me he puesto lector el dedo en la boca y hago gesto reflexivo al preguntarme esto . Habló en voz baja para que nadie me escuche.
  • No, no puede ser- me respondo.
  • ¿Por qué me iban a vigilar? sería absurdo que alguien quisiera vigilarme (sigo todavía hablando solo. Lo hago porqué no hay nadie más).
No le doy mayor importancia a la situación. Me tumbo en la colchoneta donde estoy, que se encuentra, oh lector, sobre un banco de hormigón. Sobre la colchoneta hay dos mantas. Las mantas tienen olor a personas. Las huelo.
Alguien ha estado aquí antes que yo- me digo mirando a la cámara.
El olor es un olor rancio y fuerte. Hay mucho dolor y sufrimiento en ese olor. Siento un profundo respeto hacia ese olor, me gusta. Huele a santidad.
-Está gente que ha pasado no son unos putos pijos del PP- exclamo.
La gente deberíamos oler así- me digo. Me huelo y me doy cuento que yo también huelo de forma similar.
-Vaya, vaya, vaya- exclamo de la sorpresa.
Aparto a las mantas, que son, oh lector, de color marrón y me tumbo sobre el colchón.
Me doy cuenta de que no tengo correa en el pantalón, ni cordones en los zapatos.
¿Qué extraño?- me pregunto.
Pip, pip, pip- han pasado tres minutos.
Me acuesto. La luz me molesta un poco para conciliar el sueño, pero lo intento. Pierdo la noción del tiempo. Hay muchos pitidos que evitan que me duerma.
Mejor, mejor, mejor- me digo. Dormir es cómo estar muerto.
Al cabo de no se cuanto tiempo se abre la puerta.
GRAÑÑÑÑÑ; GRUAÑÑÑÑÑÑÑ- gruñen las bisagras.
Yo estoy tumbado. Doy un salto y me pongo enseguida enfrente de la puerta para recibir en mi celda al invitado sorpresa. Tengo miedo, lo que me provoca palpitaciones en el pecho, de que la persona sea mi padre.
Estoy pensando la respuesta que voy a darle.
-No se sido yo padre, es todo mentira. Usted a mi edad seguro que hacía cosas así. De verdad, de verdad, estoy intentando cambiar. Soy un buen chico. Quiero que usted se sienta orgulloso de mí.
Entra ahora una agradable luz natural blanca a la celda.
-OHHHHHHHHHH- exclamo yo feliz ante el jorochó espectáculo de ver pasar la luz de verdad en este oscuro, tétrico, franquista, aunque agradable calabozo donde llevo ya muchos pitidos.
Pip. Pip. Pip- han pasado tres minutos.
La figura que aparece no es la de mi padre. Me relajo y me siento de nuevo en la colchoneta. Se trata de un hombre alto, con barba, ojos morenos, joven. Es muy fuerte. Va muy bien arreglado. Va disfrazado con un uniforme verde muy planchado. Le queda bien. Lleva hasta una pistola, ¡que imagino será simulada! Es muy educado. Seguro que tiene estudios. Me llama caballero.
-Buenas tardes caballero- me dice.
!Será que estamos ya en la tarde!- me digo para mi.
Está en la puerta contemplándome, de ahí no pasa. Creo que es tímido. La mano la tiene apoyada en la culata de la pistola simulada. Entonces lo juzgo cómo uno de esos tipos un poco desconfiado ante los desconocidos. Los tímidos tienen algo de desconfiados.
Yo lo miro desde mi colchoneta.
-Hola- le respondo a su señal de amistad.
-¿Sabe usted por qué está aquí?- me pregunta muy serio.
Yo imagino que se trata de alguna adivinanza o broma que filma la cámara. Reflexiono.
Pip, pip, pip- suena el pito. Han pasado tres minutos.
Le doy vueltas y más vueltas a la cabeza para ver si puedo responder de forma correcta, pero no lo consigo. Me siento idiota por no saberlo. He vuelto a fracasar en encontrar la solución a una simple pregunta. Con los crucigramas, los problemas de lógica, las ecuaciones, me ocurre lo mismo desde chiquitito. Creo que a estás alturas de mi vida ya no hay arreglo.
No- le respondo con absoluta sinceridad.
ÉL lanza un suspiro. Sigue en al puerta. Me mira con esa típica mirada que causa la decepción.
¿Juraría eso ante un tribunal?- me pregunta muy serio.
Claro- le respondo.
Pip. Pip, pip- han pasado tres minutos.
La puerta se cierra. EL calabozo se queda en penumbra y yo, Oh lector, me tumbo sobre la colchoneta y me pongo a llorar. Yo soy de los que sufren mucho cuando decepciono a personas que esperan más de mí. A al desconocido lo he decepcionado sin duda. Creo que él también se siente mal.
Pasan varios días. La puerta se vuelve abrir. Aparece de nuevo el mismo agente.
-Buenas tardes caballero- me saluda muy educado.
Hola- le respondo yo.
-¿sabe usted ya por qué se encuentra aquí?- me pregunta.
Yo reflexiono muy concienzudamente. Está vez no quiero equivocarme, o luego se que lo pasaré muy mal y me bajará mucho la autoestima.
Hago, Oh lector, lo único que se puede hacer cuando no se sabe.
Me pongo de rodillas y avanzo por el suelo del calabozo cómo un perro. Me abrazo a sus rodillas y lamo sus brillantes y hermosas botas con la lengua.
Él lanza un agudo suspiro:
OHHHHHHHH.







Notó cómo sus enormes piernas, semejantes a torres moras se aflojan. Ante mi tacto se van relajando. Desde el suelo, en posición de humillación alzó cómo un perro sujeto por una gruesa y prieta cadena la vista hasta que se cruza con la suya. Noto sus hermosos ojos negros semejantes a brillantes luceros de la noche mirándome con ternura. Su mano cae sobre mi pelo. Noto cómo lo agarra y el fuerte tirón que le sigue. Experimento un gran placer. Me relamo. Ahora sacude mi cabeza a un lado y a otro. Del pelo me lleva a la colchoneta. Quedo boca abajo. Mi boca muerde la colchoneta mientras el pantalón ante mi absoluta pasividad va bajando. Mis nalgas brillan en el oscuro calabozo cómo la luna. El se inclina hacia a mi, y me susurra al oído lo más hermoso que nadie me ha dicho nunca.
-Estás aquí detenido porqué te amo.
Angelillo de Uixó.






Advertencia del autor únicamente para subnormales, jueces, periodistas de espejo publico, el levante, canal 9, la corporación del PP de vall d´uixó con su alcalde Óscar Clavell al frente . Ésta historia es de ficción. F-I-C-C-I-Ó-N. Así lo juro por el dios verdadero Gobo, y su hijo que vino a salvarnos dando con una cruz, Katulu. Por favor respetar mi vida y mi derecho a la expresión. Yo no me meto con vosotros.

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Detiene la guardia civil a un chico por amor by Ángel Blasco Giménez is licensed under a Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivs 3.0 Unported License.

2 comentarios:

  1. Haces bien en satirizar no solo a tu cuerpo sino 'al cuerpo', las fotos son a co jo nan tes, tienes atrezzo de todo tipo. Sigo leyendo tu blog con pasión (feb2011) me encantan tus relatos y bueno los vídeos...acompañan. Si no dejo comentarios en tus relatos es porque están perfectos como están, sin comentarios, olvidados, inalterables, como la carta de un preso previa a su ejecución encontrada años después en un resquicio oculto de la celda y que ya no admite replica sino meditacion.

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  2. "Estás aquí detenido porque te amo."
    Muy bueno el relato, lo voy a enviar a foropolicia a ver si lo saben apreciar...

    Por cierto, ya saliste de tu calabozo de amor y pasión ¿no?, o eso o tu amorcito te pasó una tablet para que estuvieras entretenido ¿cuanto tiempo estuviste?

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