miércoles, 27 de marzo de 2013

Policía de Vall d´uixó detiene activistas de stop desahucios por filoterrorismo

Policía de Vall d´Uixó detiene activistas de Stop desahucios por filoterrorismo. Días de infamias, de mentiras, de crispación, bajo el cielo rojo y sin horizonte de España. Lugar de los hechos que se denuncian: Vall d´Uixó, a 26 de marzo. Jornada del pleno en el Ayuntamiento presidido por el rumi del PP, Óscar Clavell. El pueblo: de profesiones de semana santa ajenos e indiferentes a las reformas conservadoras, neoliberales, inexplicables, y algunas incalificables de si son de derechas, de izquierda, de centro, o marcianas. En Vall d´Uixó ya llega a la plaza del Ayuntamiento aroma de incienso y el sonido del repique de tambores anunciando el martirio del Nazareno. Los desahuciados que van a sufrir su martirio personal, silencian su debate político sobre la modificación de Rajoy a la ley de desahucios ante la entrada inminente de la profesión con encapuchados leales al PP. Cruces, vírgenes, estandartes desfilan orgullosos y victoriosos llevados con honores por la legión que marcha marcial sobre un pavimento pendiente de moción de UI. Marcan el paso de los tambores, simulan un glorioso ejercito. Saben que su camino es el correcto, aunque haya baches, grietas, badenes, bordillos sueltos. Nada los detiene, ni las supuestas luces de los tiempos, y así se lo hacen entender al resto de la humanidad que los observa con envidia, perdidos entre dudas, consumidos por el ateísmo marxista socialista y la vagancia. Las beatas ancianas llevan cómo heridas de mil batallas, a las que siempre han vencido con ayuda de Cristo acatamiento y resignación, el rostro surcado de arrugas. Cada arruga es un pago ganado al banco por la hipoteca. Ellas lo consiguieron. ¿Cómo? Rezando, trabajando, cosiendo zapatos durante horas y horas para el criminal Segarra. Siendo austeras, utilizando el mismo caldo durante una semana entera para alimentar a su familia. Vestidas con trapos negros miran con la garra que da a la pupila el sufrimiento y el dolor a las jovenzuelas descarriadas de stop desahucios de Vall d´Uixó. Quedan estás muchachas ante la mirada de las beatas desnudas, juzgadas cómo derrochadoras, malfaineras. ¿Donde quedan ahora vuestras noches de discotecas, vuestra grosera carcajada con el cubata en la mano esperando el lunes para volver al trabajo? ¿Y vuestras tardes locas en el corte inglés comprando tangas, blusas y compresas con alas? ¿Donde quedan vuestras hipotecas ? Cae la cera caliente provocada por la llama del amor de Cristo sobre sus desgastadas manos del jabón, el estropajo, la lejía, y vuelven a mirar antes de abandonar esa calle a las filoterroristas desahuciadas. Cristo nos habla a todos en nuestro cazaron: Al Cesar lo que es del Cesar, y a Dios lo que es de Dios. Y algunos le contestamos: Calla insensato y aclara primero quien es tu padre: si José o un ángel. Cada golpe contra la piel del tambor que escuchan los desahuciados es una duda, o una deuda en su conciencia. ¿Qué hacer cuando todo lo hemos hecho mal, cuando hemos extraviado el camino, cuando nos embriago el vellocino de oro del capitalismo? Vivir, morir, ser o no ser, morir matando, vivir de rodillas, ha aquí la cuestión. Matar, vivir mendigando, morir, dormir… ¿ dormir en la calle? quizás morir dejando antes desaparecer en el suelo a un nuevo Miguel Ángel Blanco. OH justicia filoetarra. OH ruleta rusa que siempre aciertas. Morir, matar, asesinar, dormir, mendigar, morir, vivir, vivir… vivir cómo un paria. ¿Es eso vivir? No, es mejor morir. Matar, matar, matar. Si, matar. Los desahuciados suben al pleno con pocas ganas de querer ser sacrificados y escarmentados por los bancos. No comprenden a Cristo, además de filoterroristas son ateos, en definitiva, peligros herejes que desean el caos, el jolgorio, el Apocalipsis, y salvar el capitalismo de su anarquía, pero no una revolución. No son revolucionarios. Entran al pleno sin armas, ni siquiera un hacha. Frente al ayuntamiento hay una concentración de protesta de otro colectivo. Estos lo hacen por el paro, las privatizaciones, la pobreza, los desahucios, y similares varios empaquetados en ideas difusas, poco claras, dictadas al tun tun por algún poeta del pueblo. Esta disidencia contracultural de Vall d´Uixó que lucha contra el poder y debe ganar ésta guerra la forman 10 ancianos, un matrimonio de mediana edad de clase media, y un par de jóvenes Emmos desorientados. A las 7, 15 del día de autos llegan un par de personas más. Visten chándal, por lo tanto no son estudiantes ¿quizás parados, quizás chonis? Es muy extraño. A las 7, 18 se va el matrimonio de media edad. Por lo tanto el recuento sigue igual , y el policía local que cuenta a los asistentes haciendo operaciones algebraicas con los dedos, utilizando goma de borrar y lápiz carbonilla vuelve a poner el mismo número que no vuelve a alterar pese a que una señora se va tras recibir una llamada. El politono era la zarzuela de Doña Francisquita. Todos han sonreído al escucharla. El policía ha chasqueado los dedos y recordado cuando se declaro con esa melodía a su mujer hace 20 años. Dos guardias civiles bajo un balcón engalanado con jazmines y gardenias vigilan la retaguardia esquivando las gotas de las macetas. Están atentos a los movimientos de la ancianidad. Llega el Alcalde Óscar Clavell y saluda cínico a los manifestantes. Recibe aplausos. Son enigmáticos y difíciles de interpretar. Quizás sea ironía, quizás conformismo, quizás los manifestantes querían decirle: hijo puta, niñato pijo, muérete ya, nos está jodiendo demasiado y nosotros no te hemos hecha nada, todavía, o quizás quieren decir: que bien lo haces. Pero son aplausos lo que escucha a su paso, y el aplauso es libre de interpretar, y hasta ahora casi ningún juez ha juzgado por apología del terrorismo a nadie que haya aplaudido, pero si en varias ocasiones han condenado a cárcel por no aplaudir, pero eso es otra historia que aquí no ha pasado. Hay aplausos a su paso. -Cada día son menos- le comenta satisfecho a Enrique Sanchis que sacude la cabeza en señal afirmativa siguiendo los pasos del jefe. -Cada día somos menos- comenta Pedro algo desilusionado. Es el organizador de la plataforma de parados Vall d´Uixó. -El pueblo no quiere quitarse el yugo. Quieren vivir bajo tiranos que exprimen para si el fruto de las uvas que ellos cultivan, que exprime hasta la última gota de leche de las ubres de las vacas que cuidan. El pueblo cree que hay que aguantar a esos políticos que mandan arrasar sus cultivos, destruir sus redes de pesca, los motores de los camiones, apagar las turbinas de las fábricas. Si, eso es lo que quiere el pueblo, ser sometido. Yo lo maldigo- habla sensatamente un veterano anarquista desilusionado con la humanidad desde las jornadas del V congreso de Barcelona de 1979. -De lo contrario estaría aquí con nosotros, luchando, pidiendo de nuevo la vuelta al trabajo- añade un ciego la coletilla. Vende cupones de la once, ha oído la conversación y se acerca guiado por su perro al anarquista y el secretario. Dicho esto sigue cantando la suerte a los pobres- cupones, cupones, para parados, ponle esperanza a tu futuro, que no te roben los políticos la esperanza. Cupones, cupones para desgraciados, cupones con premio- -Ciego, uno que toque- pide un manifestante. -la gente vendrá conforme sienta más necesidad- replica de nuevo optimista Pedro. Saluda con sus ojos de optimista a la gente que a ha acudido, les da las gracias. -Conforme tengan más necesidad la gente harán menos, será más corrupta y obedecerán más al poder-sacude con la cabeza encanecida y entristecida el anarquista. -Ten mejor karma Juan. Vendrán. -No- niega el anarquista -Un poco de esperanza, de karma, hasta Stalin tenía Fe en el ser humano- implora Pedro. Compra un cupón Juan. -No- contesta el anarquista. -No pierdas la fe en el pueblo. Cuponero, uno pa qui- replica Pedro llamando al ciego para comprar un cupón. -No hay futuro. Viva el caos, el terrorismo, las bombas. Una bomba en el pleno es lo que abría que tirar- se exalta el anarquista. Los beneméritos agudizan oído entrenados para detectar hasta en 8 idiomas y a dos kilómetros de distancia las palabras terrorismo, bomba, Ak- 47, Durruti. Avanzan dos pasos y se mojan. Aparecen de la sombra del balcón en posturita de matrix bajo las macetas de los geranios. Unas chonis gitanas que pasan vendiendo albahaca se excitan de clítoris los apuestos agentes. Ha quedado ya perdonado el genocidio del pueblo gitano por parte del Generalísimo. Con esfuerzo, trabajo, tesón y certeras penetraciones a jovencitas, los quicos han recuperado la población. Ya no corre peligro de extinción la raza de los gitanos , si no todo lo contrario, hay sobrepoblación, produciéndose un desequilibrio maltusiano entre recursos, subvenciones y chatarra para vender que estrangula la economía productiva, y consecuentemente el acceso al crédito. -El horror, el horror, el horror, el horror- aparece tras la fuente mojado tras beber un moro. -Mohamed. ¿Qué te pasa ¿ ¿ Te has mojado?- pregunta Pedro preocupado. -Y me han bautizado - señala al compadre Julio muy aficionado a las bromas eclesiásticas. -Ven Mohamed y sécate. Yo te desbautizo. Esa fuente tiene un chorro muy peligroso, si pulsas muy fuerte te empapas. Seguro que lo ha hecho adrede el alcalde para joder a la gente- Pedro, humanitario le deja su cazadora para que se seque. Un viento frío empieza a moverse. Mohamed alza la cabeza y ve la luna llena, tan redonda, tan blanca cómo en su tierra. Las primeras estrellas empiezan a aparecer. -El cielo ser el mismo que en mi tierra- llora Mohamed recordando el dátil y la palmera que ha dejado atrás. La guardia civil da dos pasos más sobre las baldosas de la acera. Escuchan por si habla de una patera y una patrullera. Pleno del Ayuntamiento de Vall d´uixó. El lugar es un triste cuarto rectangular. Varias ventanas a la izquierda. En la pared del fondo cuelga un trapo donde esta cosido el escudo el ayuntamiento. Tapa con buen sentido del gusto el agujero de la parad que hizo un alcalde socialista para huir cuando los trabajadores de la fabrica de Segarra prendieron fuego a ruedas de coche con la sensata intención de quemarlos vivos por su mala intermediación en el conflicto. A la izquierda del trapo, la foto del rey de perfil algo chamuscada. Bajo estos ornamentos, mesas de madera en forma de U donde los concejales hacen descansar sus fatigados folios. En el fondo del cuarto unas sillas que soportan al pueblo que acude a escuchar los tejemanejes del ayuntamiento. -Coño un loro- exclama una voz del pueblo. -Por favor, yo tengo fobia a los animales con plumas- grita una mujer del populacho histérica que se sube a la silla. -Será que serías comadrona hace varias reencarnaciones y te emplumaron por Celestina- le contesta científicamente el compadre Zenón con gallato y acomodado en la primera fila de las sillas para invitados. La horripilante bestia verde, de curvo pico, y mirada extraviada ha entrado por la ventana. Se posa en el marco. -Es un augur de mala suerte. Trae malas noticias- exclama la sapientísima y bellísima Loli, la socialista de rubios cabellos más claros que los granos de maíz, y de piel más blanca que la leche, y tan delicada cómo los petados más tiernos y jovenes de las rosas, y sus caderas son semejantes a las de las gráciles gacelas. Presiente lo que va a decir el animal. Abre las alas la horripilante figura verde del polloloro.- - Me desahucian, me desahucian, urgj, urgj. Los de UI unida se conmueven, los socialistas mirándose unos a otros ponen sus manos en la boca y sintiéndose culpables piden perdón hasta que la gente les dices que se callen ya de pedir tanto perdón. Los de stop desahucios se enfurecen y acusan al alcalde: - Este animal es la prueba del sufrimiento de otro desahucio más. ¿Hasta cuando, hasta cuando seguiremos así? Sufren las personas y los animales sus crueldades. Llamen al alguacil y que encierre al loro- grita el alcalde. La policía entra con una jaula oxidada sin alpiste ni agua, lo que atenta a sus derechos. Afectados de la plataforma stop desahucios levantan las manos acostumbrados a ser detenidos, golpeados, humillados por la policía. Un ecologista de L´arquet y otro de la vall verdá denuncían la detención ilegal del pollo. Las sirenas de la policía se ven brillar desde la ventana del pleno. La puerta de una casa cercana está siendo derribada por los agentes. En la escena de ese lugar se ven a dos niños rubios con flequillo y mellados que lloran asustados. Su padre los abraza. La madre es una paralítica que esta en la cama. -Señora, levantase y largo de la casa- le grita el agente al entrar entre las astillas de la puerta que se desploma tras su simiesco paso. Le arranca la sábana que cubre sus vergüenzas. Yace la mujer en enaguas. -Soy tetrapléjica- contesta con firmeza. -Le voy dos segundos para levantarse, o la levanto yo y será peor- amenaza el centurión. Observa el humilde hogar de esos perdedores con desprecio. El esposo suplica al agente de rodillas cómo un judío ante su superior alemán: -es cierto lo que dice, mi señora es tetrapléjica. El agente se gira hacia él y le pega una hostia, los hijos chillan, el hombre con gesto de dignidad se levanta y la policía local saca la porra y le pegan una paliza. Los vecinos se cierran en sus casa y se tapan los oídos, también comprueban que tiene la factura de la hipoteca al día. El del quinto baja corriendo a hacer una trasferencia al comprobar que este mes no ha pasado por el banco. El agente Gutiérrez fuera de si pierde los papeles. -Que se levante coño, que se levante. Empieza a golpear a la mujer que sigue en la cama. -Gutiérrez, Gutiérrez para por Dios, la vas a matar- le dice su compañero que hace de poli bueno. La mujer queda en la cama hecha una asquerosa papilla. La jaula del loro que han soltado queda abierta. Los niños ven al policía cubrir la cabeza de su madre con la sabana. Sienten el tirón de sus jersey arrastrándolos escaleras abajo. Uno de ellos pierde el habla y la visión del trauma. Bostezo entre el colectivo de parados que desilusionados abandona la plaza de Vall d´Uixó. -Pedro, ¿no deberíamos ir a ver lo que pasa en la calle Guzmán? Hay policía y ambulancias- pregunta un anciano acostumbrado a salir a la ventana cuando escucha una ambulancia con el fin de enterarse de quien está malo y comentarlo en el parque, en la petanca, y entre el colectivo de parados del pueblo. - será la Tomasa que andaba constipada- resuelve Pedro bostezando con pocas ganas de caminar y tropezar con los de profesión de semana santa. -Será mejor irnos. Compañeros el pleno se alarga y yo tengo hambre, son las 8, 30, - ¿nos vamos a casa?- pregunta a la ancianidad el secretario general de los parados. Resuelven la moción por mayoría y la manifestación se disuelve con esperanza de que a la próxima llegue más gente, seguramente porque el pueblo se haya ilustrado o este pasando más calamidades. -Se aprueba la moción presentada por UI por mayoría para levantar el pavimento de la calle Alfarache para buscar el tesoro del sultán de Uixó que escondió cuando escapo a Marbella a la entrada de las tropas del rey Jaume I, que dios guarde en gloria. Y si no se encuentra que se reparen las cañerías y el saneamiento que desde las reformas de Esquilache no se han tocado. -¿Está usted seguro señor Porcar de que el mapa del tesoro es correcto?- pregunta el Alcalde al portavoz de IU con cara de incredulidad. El portavoz de IU levanta las manos cómo gesto de indignación ante la duda. Su grupo le acompaña en los gestos acostumbrados de que nadie les haga caso y les traten de cuentistas. -No he dicho nada, se aprueba y se le cree- vuelve a decir el Alcalde y da por finalizado el acto dirigiéndose al público. - Si quiere alguien hablar ante de irnos-toma nota de los dedos levantados y añade contrariado- pero dense prisa que tengo hambre. Crujen las tripas del rumi del alcalde y la concejala de su lado que disimula sonrojada al ser muy pija y otra cosa peor. Acusa la concejala ante Víctor Lorenzo Peris que se ríe de dichos ruiditos a Villalba de ser el culpable. Su cuerpo deformado, orondo, y contrahecho es propicio a sufrir en los plenos de descomposición, por eso lleva paquete y varias veces el alcalde y Víctor Peris han tenido que cambiarle en las oficinas inmediatas que son las de recaudación, ya que a estos cerdos poco les importa la mierda que se quede en sus oficinas, de hecho así mejoran su trabajo. Toma la palabra la portavoz de stop desahucios. Señor alcalde, le he escuchado atentamente decir que el PP ha sido el partido político que más ha hecho por los desahuciados, y no puedo silenciar esas palabras repletas de hipocresía, porque en los años que llevamos de crisis las actuaciones del PP en esta materia al igual que las del grupo socialista han sido de una crueldad extrema. La hipocresía duele. La portavoz con tono calmado, sosegado, va dilapidando el discurso anterior del Alcalde y sus felones sobre la moción presentada a la ley de desahucios. Se vuelve rojo de los rostros de los miembros de PP ante palabras cargadas de racionalidad y emotividad durante unos segundos. Durante un instante su subnormalidad brevemente se cura, pero al terminar el hermoso discurso de la portavoz, todo se le olvida a los rumis del PP y vuelven a sus vilezas. Les asoma la sonrisita de hijo putas sádicos. Se sienta la portavoz y una compañera se levanta para hablar. Señor alcalde, por su culpa tengo antecedentes penales. Usted nos firmo un permiso. Insisto en recordarlo, tiene su firma, y era para poder recoger firmas delante de la caja rural San Isidro. Sin embargo cuando el directo de la caja le llamo por teléfono quejándose de la recogida de firmas, usted mando a la policía y nos dijo que nos teníamos que ir de allí. Le enseñamos los permisos al agente y acto seguido nos arrojaron al suelo, nos esposaron, nos golpearon y nos detuvieron por atentado a la autoridad. Un juez nos ha condenado por atentado a la autoridad y debemos pagar una multa diaria o de lo contrario iremos a prisión. Usted pago con dinero del ayuntamiento el abogado del policía y pidió que no fuera por lo penal el asunto en vez de quedarse en falta administrativa. A mi me han quitado mi piso, tengo unas minusvalía del 50%, mis hijos están en paro y encima por protestar por todo esto de forma pacifica y legal tengo antecedentes penales. ¿que dice de esto Alcalde? Silencio monumental en la sala. EL rumi de Óscar Clavell, el peor y más mentiroso de los gitanos del mundo, sonriendo le responde. Me remito a la sentencia judicial. Se cierra el acto. Angelillo de Uixó. Licencia de Creative Commons
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viernes, 22 de marzo de 2013

Trabajadores de medioambiente de Vall d´ Uixó talan árboles protegidos. Sinfonía ecológica de Angelillo de Uixó

Trabajadores de medioambiente de Vall d´uixó talan árboles protegidos. Sinfonía ecológica de Angelillo de Uixó. Prefacio a la obra. Resumen de los hechos en la que está basada. Un trabajador de medioambiente de Vall d´Uixó ha sido visto sábados por la tarde vistiendo el uniforme del Ayuntamiento de dicho municipio con una motosierra en la mano talando algarrobos en el paraje de la balsa de cristal, supuestamente para su estufa. Interpelado el acusado y culpable por los venerables ancianos que pasean por este lugar de si tenía permiso de tala, el acusado, lampiño y mentiroso, testifica estar capolando los árboles para su conservación por orden del Ayuntamiento. Exhibe el felón operario el escudo del Ayuntamiento cosido a su sudadera cómo prueba. Sin embargo, el coche y remolque utilizado para el crimen es el suyo, y no el del trabajo. Solicitamos que se le investiguen estos hechos que me han sido contados. Pueblo Vall d´Uixó, colectivo del L´arquet, muntanyes de la guerra, La vall verdá, partido socialista, IU, y PP con el alcalde Lelo Clavell a la cabeza: acudamos en tumulto a su casa y si encontramos leña de algarrobo colguemos al funcionario cómo escarmiento. Acto I de la sinfonía. La tala en la balsa de cristal. Tarde de sábado en el paraje de la balsa de cristal de Vall d´Uixó. Aparecen al espectador y al paseante unas pequeñas huertas ancestrales perdidas en el tiempo. Su origen fue cuando cartagineses y romanos. Hoy sobreviven en barbecho de retama, jarama y lavandas en espera recalificación. Rompe el silencio de la tarde mortecina cercana a la primavera el silbido de las cañas mecidas por el viento acompañadas por el melancólico croar de la rana que aguarda la llegada de la redonda luna entre los charcos verdes del barranco. De la oscura roca de la montaña, repleta de pequeñas cuevas sale el negro murciélago que abre con sus fauces las puertas a la noche. Asciende alado a la ermita de San Antonio para dar vueltas en torno la cruz de ese falso Dios. Recuerda el murciélago en su vuelo los viejos y honorables tiempos primigenios. La era de dioses iberos mancillados por la pasarela de aluminios Mateu que chafa las murallas erguidas sobre la negra bóveda de las cuevas de San José. Un autobús mercedes frena en el andén cargado de obesos turistas estafados por el ayuntamiento que les ha vendido entradas para visitar un lugar encantador y con valor medioambiental: las cuevas de San José y la visita a Vall d´Uixó. El conductor abre la puerta y el ganado baja cómo zombis. Del bus a la góndola, y de la góndola al bus. Tras ellos un campo solar al que no le prestan atención los zombis. Caminan sobre cientos de metros alquitranados del gigantesco parking hasta llegar a las grutas. El forastero, el turista, ser de costumbres, creencias, piel, e inteligencia diferente a las nuestras, marcha pegado a la barandilla de protección del cauce del Belcaire. Observan con sus ojos de turistas, mirando sin mirar, observando sin comprender, buscando lo postalero. Pero no ven más que el batracial del paraje de la balsa de cristal, al que no le dedican ninguna foto. Sigue todavía sin haber salido nunca en Facebook. -Mater, Mater, mirar her man torero, destruir árboles- una pequeña heidei de hermosas trenzas doradas que le cuelgan hasta sus hermosos hombros blancos cubiertos solo por una ligera camisa de tirantes, tira de la mano de su no menos hermosa madre Gertrudis, también ligera de ropa. La madre Bavara, de esas regiones boreales repletas de respetables bosques de robles y oscuros abeto que se adentran hacia el lejano norte donde nadie debería vivir. Mira este hembrar hacia la balsa de cristal desconcertadas y disgustadas por la tala. Se apoyan en la barandilla. Españolos ser una colonia de gente tercer mundista. En Baviera esto no pasar- le explica pedagógica la madre. El yonky del pueblo que hace de gorrilla va hacia ellas y las separa de la barandilla. -Por favor, por favor, froilans, no se apoyen en la barandilla, está suelta. Hace unos días unos gitanos hambrientos robaron parte de la barandilla para venderla al chatarrero. Este tramo lo acaban de poner hace un momento. Los obreros me han dicho que avise de que faltan por colocar unos tornillos y unos remaches. No habían traído bastantes los operarios y hasta la semana que viene no vendrán- les explica el yonky que se gana la vida pidiendo a los turistas en el parking. Gertrudis agarra a la pequeña Heidi y se apartan de la barandilla que se cae al vacío. El gorrilla extiende la mano esperando la recompensa. Gertrudis de costumbres diferentes se la choca. -Son 10 euros por salvarles la vida froiland- le explica el gorrilla impaciente con la mano roja del golpe. -Ah, ah, perdón, perdón. No comprender- le dice Gertrudis mirando en el monedero. Gestrudis paga y le da dos euros de merecida propina al yonky que observa atento al grupo que llega por si alguien se acerca a la barandilla. Ruido estridente y chirriante de motosierra. Unas manos cubiertas de guantes de cuero aprietan el gatillo del acelerador, los dientes crujen tanto cómo el tronco que se ladea a la izquierda. La cadena- sierra penetra por segundos revolución cada vez más honda sobre un ciclópeo tronco de algarrobo. - Vamos bonita, cárgatelo todo, cárgatelo todo, derriba a este tronco. Vamos bonita corta, corta, corta. Tala por aquí, tala por allí- dialoga el farandul con su motosierra. Se trata un hombre rechoncho de pelo rizado negro que le cae en pequeños bucles bajo una gorra de tela del Ayuntamiento de Vall d´Uixó. De mediana edad, de clase media, e inteligencia baja- subnormal, lo que le capacita para trabajar en el ayuntamiento de Vall d´Uixó. De repente la motosierra se para. El farandul la saca del tronco. Pasa la mano bajo la gorra de tela y se quita las gotas de sudor. Abre el tapón del depósito y mira con un ojo abierto y otro cerrado la gasolina: -Pero so hija puta, si tienes gasolina, ¿Qué quieres? Joderme el día, cómo me han jodido el arbitraje de mañana? A mi tu no me jodes, me has costado 300 euros. ¿Una still alemana y no eres capaz de cortar un viejo algarrobo? Tira el batueco de la cuerda de arranque histérico. Maldiciones a Dios y los santos. La motosierra vomita humo, ruge, y se para ahogada. La lanza cómo castigo a unos metros de distancia. Suena a nana gitana el golpe contra la roca. Se gira el farandul desesperado, le pega al tronco una patada y luego avanza un par de pasos y le pega a la motosierra que se queja. Saca un pito y le toca la señal de la falta, y grita: -tarjeta roja hija puta, tarjeta roja. El sudor le cae a chorros de su cabeza de buey. - So hija de puta arranca ya- le grita insistente. -¿Por qué no miras el carburador, quizás se haya ahogado?- le dice un paseante que se acerca. -Es nueva, la compre la semana pasada. Ya no hacen motosierras cómo antes- le contesta el farándula más calmado. - Intenta purgarla- le dice el paseante, y misterioso cómo un ángel bueno se va. Corta la gasolina y tira de la cuerda, luego abre el paso de la gasolina y la intenta arrancar sin apretar el acelerador. Al quinto intento arranca. -Muy bien bonita, muy bien, cárgatelo todo, no dejes rama viva- feliz y contento destroza el algarrobo que cae abatido junto a dos hermanos suyos. Las raíces de los tres árboles sacrificados se unen abrazadas, y lamentan lo que les ocurre. Las raíces del bosque de la balsa de cristal llora, las ramas de los árboles se agitan. Los ancianos que pasean y que han vivido de la venta del fruto de esos árboles observan con frustración el triste espectáculo. Silencian por miedo a tener problemas. Saben por experiencia que si llaman a la policía no va a acudir, y si acude no van a decirle nada al exterminador de algarrobos. Su época se ha terminado. Miran a su alredor y contemplan un paisaje nuevo del que están desarraigados. Está infinitamente más degradado de aquel que conocieron hace 70 años. Con resignación de saberse vencidos se retiran los ancianos. Solo uno que sufre de trastorno senil se queda. Se acerca en silencio al farandul de la motosierra. No dice nada, solamente con severidad mira al ejecutor. El farandul lo reconoce e ignora el mensaje de la mirada. Indiferente continúa matando: Cárgatelo todo bonita, no dejes nada. Acto II de la sinfonía. De patrulla. Coro de voces de ancianos del pueblo que introduce la escena. En una caseta de San Antonio aparece Varinia, una perra husky. Sus ubres cargadas de leche son capaces de alimentar a un Rómulo y a un Remo. Su mirada azul es limpia y feliz, semejante a aquellas que ya no se ve: la de las personas y los animales libres que aman la vida, que juegan, que ríen. Pasea Varinia cuando le abren por la mañana la puerta de la caseta. Lo hace entre los bancales de algarrobos, almendros, olivos. Va siempre seguida del único hijo que le queda, el pequeño Calígula, el resto de la camada, siete preciosos cachorros no menos bellos que Calígula han sido adoptados por gente del pueblo. ¿Qué será de los cachorros? Nada bueno les depara, ¿por qué Magno desmayo tu resolución? ¿ acaso no te vimos los ancianos que todo lo observamos y juzgamos con la experiencia que da la vida con un cubo lleno de agua? ¿No pasaba por tu mente sumergir los cachorros aun con la sucia placenta y los restos de la sangre del parto para que no sufrieran, tal y cómo hacen las madres sensatas?¿ No hubiera sido mejor matarlos antes que un subnormal del Vall d´ Uixó los adoptará?¿ No viven cerca de ti, Oh Magno, maltratadores de personas y animales, gente sin formación, sin oficio, sin carrera universitaria, y que le rezan a ese falso Jehová con la navaja guardada? ¿No pueden caer en sus manos los bellos cachorros de aquella que es libre, ríe, goza y juega? Se despide el coro de ancianos del pueblo, la vieja raza autóctona de Vall d´ Uixó que guarda los bosques, la moral, el orden y las charcas. A continuación sigue la escena en la humilde caseta de montaña. En ella un hombre bueno, bienaventurado, y conocido en el pueblo cómo el Magno observa con ternura a Calígula, la cría de Varinia, aquella de grandes ubres que solo conoce el amor, el juego y la libertad, en un mundo, el animal en Vall d´uixó que es de esclavitud y de dolor. Reflexiona el Magno con una taza de café en la mano sobre la sencilla felicidad de sus bestias que los maltratadores que le rodean no comprenden:- Los animales y las personas deberían vivir en paz, en igualdad, entre risas y amor. Pero esto siempre fracasa. ¿Por qué naufragamos los justos ante la tiranía de los gobiernos, de los jueces, de las leyes, y sobre todo ante esa despreciable masa llamada pueblo? Maldito sea el pueblo, la gente llana, tanto cómo el poderoso. Ejecuciones en la guillotina de unos y otros. Abajo el pueblo, abajo el tirano.- el Magno vehemente, humano, semejando a Erasmo de Rotterdam se levanta tras decir estás santas palabras. Coge una vieja cámara Nikon fotográfica. Se abriga para salir a la calle tras estornudar. Es un marzo de frío y sequía. El grajo aun no ha anunciado la primavera cuando ya las primeras brevas se forman.- El tiempo ha enloquecido y la gente con él.- exclama acariciando a Varinia . El animal cómo de costumbre le sigue. La guarda en el amplio corral donde trota feliz, Calígula queda durmiendo en su cama. -Varinia, luego pasearemos, tengo que patrullar- le dice al animal que le lame la mano entendiendo- El mundo es una porquería, nadie hace lo que es justo, lo que es bueno. Todo es corrupción porque nadie hace lo correcto. Ha recaído sobre mi la lucha contra el mal. Oh que difícil misión tengo. Es domingo. Las campanas repican, los drogadictos y borrachos del pueblo que no se matan de camino o se pierden regresan a sus casas. quía, quía, el arbolito no está. quía, quía, mi algarrobo no está, todo se perderá, las montañas sin árboles caerán, las charcas se secarán, la fuente no reirá, las niñas no se casarán- se escucha una voz enloquecida en el paraje de balsa de cristal, sin embargo hay mucha sensatez en esos enigmas y acertijos. . Escena III de la sinfonía. Donde se descubre quien tala los algarrobos. Coro de venerable ancianos autóctonos, custodios de los bosques de Vall d´Uixó. -Oh Magno, están talando los algarrobos que un día plantamos. Todos hablan del asunto en los bancos de piedra donde tomamos el sol, que si fulano de tal es un fill de puta, que si mengano lo es más, que si el ayuntamiento consiente, que si la policía no sirve para nada. Pero ninguna voz acusa ni pide justicia. Nosotros los ancianos te invocamos. Ve Magno hacia la balsa de cristal aunque estés constipado, el viento hoy será calido. Allí encontraras a un demente. Interrógale porque sabe más de lo parece. Los locos, los locos, lo saben todo. Surge la sombra difusa y esperpéntica de un anciano junto a un algarrobal talado, se marchita el viejo entre dolores de conciencia. Su mente senil parece perdida por el Alzheimer, guarda terribles secretos entre esas neuronas descompuestas. El Magno observa la bárbara tala, grita a los cielos. A paso ligero llega hasta el viejo. El anciano da vueltas alrededor de un tocón, agitado habla solo, levanta las manos al cielo. No advierte la presencia del Magno. -Anciano ¿se encuentra bien?- pregunta piadoso, suave cómo el trino de un canario. -Quia quia, la sombra me la han robado- contesta con estás aladas palabras el viejo. El viejo es feo a rabiar, tiene la cara parecida a una oveja , su rostro moreno cómo el de un aceitunero. Viste pantalones pana raída, a la antigua usanza, y aun conserva el negro blusón sobre la camisa. - A todos nos han robado la sombra. Viejo, no hace ni una semana me senté en este algarrobo a descansar, con el croar de las ranas de fondo. Tuve un feliz sueño. Había en el una mujer morena, bajita, delgadita, madurita, muy elegante, algo aburguesada aunque vaya de izquierdas- le replica bucólico el Magno. El viejo no dice nada. Una lágrima que solo puede nacer de un lejano recuerdo resbala poco a poco sorteando las arrugas. -¿su mente perdida recuerda algo?- le habla cómo un buen psicólogo el Magno. -Quia, quía- responde el engendro secándose las gotas y haciéndose el loco. Algo me dice en mi corazón que usted sabe más de lo que parece. Seguro que se pasa el día dando vuelta por aquí. Viejo venga conmigo, hablemos del pasado, de los montes, de la vida- el Magno observa en el garabato con Alzheimer un testigo de los hechos al que interrogar. ¿le gustan los algarrobos verdad?- le pregunta. Quia, quía, más que a un tonto me gustan los algarrobos, y los naranjos, y los almendros- responde muy atinadamente. El anciano ante esa pregunta empieza a hilar recuerdos- Yo tras la guerra plante muchos de estos árboles, y buenos kilos de algarroba daban. Alimente, vestí, di educación a mi hijos durante años con la venta de la algarroba. Antes se pagaba bien, antes de cocot y el de Almenara- responde enderezándose el viejo. Su mirada ahora cambia, cobra humanidad y fuerza. Ya no parece alguien con el mal de Alzheimer. El sentido común le rebrota. Una suave brisa le transporta a su juventud. Recuerda. ¿Y sus hijos le quieren?- pregunta el Magno. El anciano escupe al suelo al escuchar la pregunta. Da vueltas alrededor de un árbol. Un recuerdo fantasmal le persigue. Al futbol le prestan más atención que a mí. A veces los veo y no me hacen caso. Ni me miran. Quia, quia, de la botella salen burbujas, el aborujo hace cuco- el anciano camina hacia el paraje de San José gesticulando, hablando disparates con el aire. Unas rubias y tetonas inglesas se hacen fotos estúpidas abrazándose cómo si fueran lesbianas a la entrada del bulevar de San José. El viejo las mira con ternura. El Magno con dolor observa que hasta entre los ingleses se haya puesto de moda hacer el imbecil. Pobres criaturas, pasarán por este mundo sin saber nada, sin convertirse en verdaderas mujeres. Serán el producto de la globalización, mujeres sin conciencia. Visitaran lugares, si, de los que salen en las postales y pondrán su geta delante de la Acrópolis, del Partenón, del Coliseo, de las Torres de Serrano. Compraran souvenir en Hungría de Atila, en Micenas de Agamenón. Pero que lejos están de estos sensatos y piadosos héroes. Para ellas la vida es diversión, una postal bonita, sin contenido, una postal que llevarse a la tumba. Si supieran los horrores que aquí ocurren- exclama el Magno observando las imbecilidades de las inglesas de mejillas semejantes a las de una gamba. -JI, Ji, Ji, se escucha próximas las risas de las chicas. De fondo tienen la montaña rocosa de las cuevas, y sobre sus rubios cabellos que adornan su cráneo vacío el poblado ibérico al que no le prestan atención. -quia, quia, ¿esta soca es de un naranjo? – pregunta observando un algarrobo talado. ¿Estamos en invierno?…- El magno no le quita el ojo al viejo con la corazonada de que su locura es de índole moral, y no está loco de verdad, si no que la ha forjado para evitar enfrentar con la realidad. - ¿Usted ha visto quien ha hecho esto, verdad?- le pregunta directo el Magno. Observa sus ojos. En anciano cuyos pelos largos de las cejas le cuelgan hasta los parpados, pestañea y se pone la mano en la boca. Hace la señal del silencio y se echa a reír. El Magno avanza hacia él. -Por favor, dígame quien ha sido. Hable sin temor. ¿Le teme al culpable, piensa que pueda pegarle? Nadie sabrá que ha sido usted quien me ha informado- intenta el Magno curar a esa mente dominada por el Alzheimer. El anciano se pone las manos en la cara y grita llorando: Él, él ha sido. Siempre es él, no tiene respeto a nada, no tiene valores. Ah, ah- escupe al recordar el rostro del culpable. Saturnino, ¿que tal va todo? Acabo de ver a tu chico con la motosierra. Menuda masacre de algarrobos está haciendo. No pasará frío este invierno. ¿No pitará el partido de fútbol contra el Moncofar? Hoy es domingo y juegan- le dice el compadre Celedonio, de 120 kilos de peso, con gruesos mofletes que se funden en la papada. Pasea por el lugar por consejo médico ya que tiene que hacer ejercicio al tener sobrepeso por comer mucho cerdo y pocas verduras. Quía, quía. Él, siempre él. Mi Agustinico. Yo no lo eduque así- el anciano sale corriendo. El Magno con asombro mueve la cabeza haciendo ademán negativo. Es un buen hombre, de los de antes- dice el Magno para si en voz alta- pero los hijos ¿acaso los elegimos? El saturnino siempre ha sido un hombre muy recto, pero mira, ha tenido mala suerte con los hijos. Son unos balas. Uno está en el Ayuntamiento y se comporta cómo un matón. Hace lo que le da gana, cómo tiene la protección del niñato del alcalde del PP. Además de haberse crecido por estar enchufado en el Ayuntamiento entrena a los chavales en el campo de futbol, y es árbitro de tercera regional. Se le han subido los humos. Y el otro hijo del Saturnino es aun peor, trabaja para hermanos ventura. Ese destroza con la retroexcavora todo lo que pilla a su paso. Si se encuentra en una calle que hay que levantar una necrópolis mora, con el odio que les tiene tira versículos de la Biblia sobre las tumbas y carga a los difuntos apuñados con la pala. Luego tira los restos a una ciénaga del barranco belcaire. Un horror lo que le digo. Tiene contados y tasados la destrucción de 5 poblados ibéricos, 12 montañas, cuatro barrancos, 13 fuentes y un riachuelo. Animales chafados, cientos: perros, gatos, culebras, lagartos, una vez decía en el bar que con una apisonadora chafo un jabalí. Nadie lo creía y nos trajo al animal que parecía un cartón. Presume de esto ante los ecologistas, y el Alcalde que mataba gatos en su juventud le premia. Sin embargo el padre, ya ve, una bellísima persona. Un hombre de bien en sintonía con la naturaleza. Los hijos le han quitado la cordura, un día de estos perderá el juicio del todo y tendremos un disgusto- el compadre Celedonio sigue su camino dejando flotar la grasa a su paso. Angelillo de Uixó. Licencia de Creative Commons
Trabajadores de medioambiente de Vall d´ Uixó talan árboles protegidos. Sinfonía ecológica de Angelillo de Uixó by Ángel Blasco Giménez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License.

Acto II y III. La patrulla y donde se descubre quien tala los árboles.

Acto II de la sinfonía. De patrulla. Coro de voces de ancianos del pueblo que introduce la escena. En una caseta de San Antonio aparece Varinia, una perra husky. Sus ubres cargadas de leche son capaces de alimentar a un Rómulo y a un Remo. Su mirada azul es limpia y feliz, semejante a aquellas que ya no se ve: la de las personas y los animales libres que aman la vida, que juegan, que ríen. Pasea Varinia cuando le abren por la mañana la puerta de la caseta. Lo hace entre los bancales de algarrobos, almendros, olivos. Va siempre seguida del único hijo que le queda, el pequeño Calígula, el resto de la camada, siete preciosos cachorros no menos bellos que Calígula han sido adoptados por gente del pueblo. ¿Qué será de los cachorros? Nada bueno les depara, ¿por qué Magno desmayo tu resolución? ¿ acaso no te vimos los ancianos que todo lo observamos y juzgamos con la experiencia que da la vida con un cubo lleno de agua? ¿No pasaba por tu mente sumergir los cachorros aun con la sucia placenta y los restos de la sangre del parto para que no sufrieran, tal y cómo hacen las madres sensatas?¿ No hubiera sido mejor matarlos antes que un subnormal del Vall d´ Uixó los adoptará?¿ No viven cerca de ti, Oh Magno, maltratadores de personas y animales, gente sin formación, sin oficio, sin carrera universitaria, y que le rezan a ese falso Jehová con la navaja guardada? ¿No pueden caer en sus manos los bellos cachorros de aquella que es libre, ríe, goza y juega? Se despide el coro de ancianos del pueblo, la vieja raza autóctona de Vall d´ Uixó que guarda los bosques, la moral, el orden y las charcas. A continuación sigue la escena en la humilde caseta de montaña. En ella un hombre bueno, bienaventurado, y conocido en el pueblo cómo el Magno observa con ternura a Calígula, la cría de Varinia, aquella de grandes ubres que solo conoce el amor, el juego y la libertad, en un mundo, el animal en Vall d´uixó que es de esclavitud y de dolor. Reflexiona el Magno con una taza de café en la mano sobre la sencilla felicidad de sus bestias que los maltratadores que le rodean no comprenden:- Los animales y las personas deberían vivir en paz, en igualdad, entre risas y amor. Pero esto siempre fracasa. ¿Por qué naufragamos los justos ante la tiranía de los gobiernos, de los jueces, de las leyes, y sobre todo ante esa despreciable masa llamada pueblo? Maldito sea el pueblo, la gente llana, tanto cómo el poderoso. Ejecuciones en la guillotina de unos y otros. Abajo el pueblo, abajo el tirano.- el Magno vehemente, humano, semejando a Erasmo de Rotterdam se levanta tras decir estás santas palabras. Coge una vieja cámara Nikon fotográfica. Se abriga para salir a la calle tras estornudar. Es un marzo de frío y sequía. El grajo aun no ha anunciado la primavera cuando ya las primeras brevas se forman.- El tiempo ha enloquecido y la gente con él.- exclama acariciando a Varinia . El animal cómo de costumbre le sigue. La guarda en el amplio corral donde trota feliz, Calígula queda durmiendo en su cama. -Varinia, luego pasearemos, tengo que patrullar- le dice al animal que le lame la mano entendiendo- El mundo es una porquería, nadie hace lo que es justo, lo que es bueno. Todo es corrupción porque nadie hace lo correcto. Ha recaído sobre mi la lucha contra el mal. Oh que difícil misión tengo. Es domingo. Las campanas repican, los drogadictos y borrachos del pueblo que no se matan de camino o se pierden regresan a sus casas. quía, quía, el arbolito no está. quía, quía, mi algarrobo no está, todo se perderá, las montañas sin árboles caerán, las charcas se secarán, la fuente no reirá, las niñas no se casarán- se escucha una voz enloquecida en el paraje de balsa de cristal, sin embargo hay mucha sensatez en esos enigmas y acertijos. Escena III de la sinfonía. Donde se descubre quien tala los algarrobos. Coro de venerable ancianos autóctonos, custodios de los bosques de Vall d´Uixó. -Oh Magno, están talando los algarrobos que un día plantamos. Todos hablan del asunto en los bancos de piedra donde tomamos el sol, que si fulano de tal es un fill de puta, que si mengano lo es más, que si el ayuntamiento consiente, que si la policía no sirve para nada. Pero ninguna voz acusa ni pide justicia. Nosotros los ancianos te invocamos. Ve Magno hacia la balsa de cristal aunque estés constipado, el viento hoy será calido. Allí encontraras a un demente. Interrógale porque sabe más de lo parece. Los locos, los locos, lo saben todo. Surge la sombra difusa y esperpéntica de un anciano junto a un algarrobal talado, se marchita el viejo entre dolores de conciencia. Su mente senil parece perdida por el Alzheimer, guarda terribles secretos entre esas neuronas descompuestas. El Magno observa la bárbara tala, grita a los cielos. A paso ligero llega hasta el viejo. El anciano da vueltas alrededor de un tocón, agitado habla solo, levanta las manos al cielo. No advierte la presencia del Magno. -Anciano ¿se encuentra bien?- pregunta piadoso, suave cómo el trino de un canario. -Quia quia, la sombra me la han robado- contesta con estás aladas palabras el viejo. El viejo es feo a rabiar, tiene la cara parecida a una oveja , su rostro moreno cómo el de un aceitunero. Viste pantalones pana raída, a la antigua usanza, y aun conserva el negro blusón sobre la camisa. - A todos nos han robado la sombra. Viejo, no hace ni una semana me senté en este algarrobo a descansar, con el croar de las ranas de fondo. Tuve un feliz sueño. Había en el una mujer morena, bajita, delgadita, madurita, muy elegante, algo aburguesada aunque vaya de izquierdas- le replica bucólico el Magno. El viejo no dice nada. Una lágrima que solo puede nacer de un lejano recuerdo resbala poco a poco sorteando las arrugas. -¿su mente perdida recuerda algo?- le habla cómo un buen psicólogo el Magno. -Quia, quía- responde el engendro secándose las gotas y haciéndose el loco. Algo me dice en mi corazón que usted sabe más de lo que parece. Seguro que se pasa el día dando vuelta por aquí. Viejo venga conmigo, hablemos del pasado, de los montes, de la vida- el Magno observa en el garabato con Alzheimer un testigo de los hechos al que interrogar. ¿le gustan los algarrobos verdad?- le pregunta. Quia, quía, más que a un tonto me gustan los algarrobos, y los naranjos, y los almendros- responde muy atinadamente. El anciano ante esa pregunta empieza a hilar recuerdos- Yo tras la guerra plante muchos de estos árboles, y buenos kilos de algarroba daban. Alimente, vestí, di educación a mi hijos durante años con la venta de la algarroba. Antes se pagaba bien, antes de cocot y el de Almenara- responde enderezándose el viejo. Su mirada ahora cambia, cobra humanidad y fuerza. Ya no parece alguien con el mal de Alzheimer. El sentido común le rebrota. Una suave brisa le transporta a su juventud. Recuerda. ¿Y sus hijos le quieren?- pregunta el Magno. El anciano escupe al suelo al escuchar la pregunta. Da vueltas alrededor de un árbol. Un recuerdo fantasmal le persigue. Al futbol le prestan más atención que a mí. A veces los veo y no me hacen caso. Ni me miran. Quia, quia, de la botella salen burbujas, el aborujo hace cuco- el anciano camina hacia el paraje de San José gesticulando, hablando disparates con el aire. Unas rubias y tetonas inglesas se hacen fotos estúpidas abrazándose cómo si fueran lesbianas a la entrada del bulevar de San José. El viejo las mira con ternura. El Magno con dolor observa que hasta entre los ingleses se haya puesto de moda hacer el imbecil. Pobres criaturas, pasarán por este mundo sin saber nada, sin convertirse en verdaderas mujeres. Serán el producto de la globalización, mujeres sin conciencia. Visitaran lugares, si, de los que salen en las postales y pondrán su geta delante de la Acrópolis, del Partenón, del Coliseo, de las Torres de Serrano. Compraran souvenir en Hungría de Atila, en Micenas de Agamenón. Pero que lejos están de estos sensatos y piadosos héroes. Para ellas la vida es diversión, una postal bonita, sin contenido, una postal que llevarse a la tumba. Si supieran los horrores que aquí ocurren- exclama el Magno observando las imbecilidades de las inglesas de mejillas semejantes a las de una gamba. -JI, Ji, Ji, se escucha próximas las risas de las chicas. De fondo tienen la montaña rocosa de las cuevas, y sobre sus rubios cabellos que adornan su cráneo vacío el poblado ibérico al que no le prestan atención. -quia, quia, ¿esta soca es de un naranjo? – pregunta observando un algarrobo talado. ¿Estamos en invierno?…- El magno no le quita el ojo al viejo con la corazonada de que su locura es de índole moral, y no está loco de verdad, si no que la ha forjado para evitar enfrentar con la realidad. - ¿Usted ha visto quien ha hecho esto, verdad?- le pregunta directo el Magno. Observa sus ojos. En anciano cuyos pelos largos de las cejas le cuelgan hasta los parpados, pestañea y se pone la mano en la boca. Hace la señal del silencio y se echa a reír. El Magno avanza hacia él. -Por favor, dígame quien ha sido. Hable sin temor. ¿Le teme al culpable, piensa que pueda pegarle? Nadie sabrá que ha sido usted quien me ha informado- intenta el Magno curar a esa mente dominada por el Alzheimer. El anciano se pone las manos en la cara y grita llorando: Él, él ha sido. Siempre es él, no tiene respeto a nada, no tiene valores. Ah, ah- escupe al recordar el rostro del culpable. Saturnino, ¿que tal va todo? Acabo de ver a tu chico con la motosierra. Menuda masacre de algarrobos está haciendo. No pasará frío este invierno. ¿No pitará el partido de fútbol contra el Moncofar? Hoy es domingo y juegan- le dice el compadre Celedonio, de 120 kilos de peso, con gruesos mofletes que se funden en la papada. Pasea por el lugar por consejo médico ya que tiene que hacer ejercicio al tener sobrepeso por comer mucho cerdo y pocas verduras. Quía, quía. Él, siempre él. Mi Agustinico. Yo no lo eduque así- el anciano sale corriendo. El Magno con asombro mueve la cabeza haciendo ademán negativo. Es un buen hombre, de los de antes- dice el Magno para si en voz alta- pero los hijos ¿acaso los elegimos? El saturnino siempre ha sido un hombre muy recto, pero mira, ha tenido mala suerte con los hijos. Son unos balas. Uno está en el Ayuntamiento y se comporta cómo un matón. Hace lo que le da gana, cómo tiene la protección del niñato del alcalde del PP. Además de haberse crecido por estar enchufado en el Ayuntamiento entrena a los chavales en el campo de futbol, y es árbitro de tercera regional. Se le han subido los humos. Y el otro hijo del Saturnino es aun peor, trabaja para hermanos ventura. Ese destroza con la retroexcavora todo lo que pilla a su paso. Si se encuentra en una calle que hay que levantar una necrópolis mora, con el odio que les tiene tira versículos de la Biblia sobre las tumbas y carga a los difuntos apuñados con la pala. Luego tira los restos a una ciénaga del barranco belcaire. Un horror lo que le digo. Tiene contados y tasados la destrucción de 5 poblados ibéricos, 12 montañas, cuatro barrancos, 13 fuentes y un riachuelo. Animales chafados, cientos: perros, gatos, culebras, lagartos, una vez decía en el bar que con una apisonadora chafo un jabalí. Nadie lo creía y nos trajo al animal que parecía un cartón. Presume de esto ante los ecologistas, y el Alcalde que mataba gatos en su juventud le premia. Sin embargo el padre, ya ve, una bellísima persona. Un hombre de bien en sintonía con la naturaleza. Los hijos le han quitado la cordura, un día de estos perderá el juicio del todo y tendremos un disgusto- el compadre Celedonio sigue su camino dejando flotar la grasa a su paso. Licencia de Creative Commons
Trabajadores de medioambiente de Vall d´ Uixó talan árboles protegidos. Sinfonía ecológica de Angelillo de Uixó by Ángel Blasco Giménez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported License. Angelillo de Uixó.

Acto I. La tala en la balsa de cristal.

Trabajadores de medioambiente de Vall d´uixó talan árboles protegidos. Sinfonía ecológica de Angelillo de Uixó. Prefacio a la obra. Resumen de los hechos en la que está basada. Un trabajador de medioambiente de Vall d´Uixó ha sido visto sábados por la tarde vistiendo el uniforme del Ayuntamiento de dicho municipio con una motosierra en la mano talando algarrobos en el paraje de la balsa de cristal, supuestamente para su estufa. Interpelado el acusado y culpable por los venerables ancianos que pasean por este lugar de si tenía permiso de tala, el acusado, lampiño y mentiroso, testifica estar capolando los árboles para su conservación por orden del Ayuntamiento. Exhibe el felón operario el escudo del Ayuntamiento cosido a su sudadera cómo prueba. Sin embargo, el coche y remolque utilizado para el crimen es el suyo, y no el del trabajo. Solicitamos que se le investiguen estos hechos que me han sido contados. Pueblo Vall d´Uixó, colectivo del L´arquet, muntanyes de la guerra, La vall verdá, partido socialista, IU, y PP con el alcalde Lelo Clavell a la cabeza: acudamos en tumulto a su casa y si encontramos leña de algarrobo colguemos al funcionario cómo escarmiento. Acto I de la sinfonía. La tala en la balsa de cristal. Tarde de sábado en el paraje de la balsa de cristal de Vall d´Uixó. Aparecen al espectador y al paseante unas pequeñas huertas ancestrales perdidas en el tiempo. Su origen fue cuando cartagineses y romanos. Hoy sobreviven en barbecho de retama, jarama y lavandas en espera recalificación. Rompe el silencio de la tarde mortecina cercana a la primavera el silbido de las cañas mecidas por el viento acompañadas por el melancólico croar de la rana que aguarda la llegada de la redonda luna entre los charcos verdes del barranco. De la oscura roca de la montaña, repleta de pequeñas cuevas sale el negro murciélago que abre con sus fauces las puertas a la noche. Asciende alado a la ermita de San Antonio para dar vueltas en torno la cruz de ese falso Dios. Recuerda el murciélago en su vuelo los viejos y honorables tiempos primigenios. La era de dioses iberos mancillados por la pasarela de aluminios Mateu que chafa las murallas erguidas sobre la negra bóveda de las cuevas de San José. Un autobús mercedes frena en el andén cargado de obesos turistas estafados por el ayuntamiento que les ha vendido entradas para visitar un lugar encantador y con valor medioambiental: las cuevas de San José y la visita a Vall d´Uixó. El conductor abre la puerta y el ganado baja cómo zombis. Del bus a la góndola, y de la góndola al bus. Tras ellos un campo solar al que no le prestan atención los zombis. Caminan sobre cientos de metros alquitranados del gigantesco parking hasta llegar a las grutas. El forastero, el turista, ser de costumbres, creencias, piel, e inteligencia diferente a las nuestras, marcha pegado a la barandilla de protección del cauce del Belcaire. Observan con sus ojos de turistas, mirando sin mirar, observando sin comprender, buscando lo postalero. Pero no ven más que el batracial del paraje de la balsa de cristal, al que no le dedican ninguna foto. Sigue todavía sin haber salido nunca en Facebook. -Mater, Mater, mirar her man torero, destruir árboles- una pequeña heidei de hermosas trenzas doradas que le cuelgan hasta sus hermosos hombros blancos cubiertos solo por una ligera camisa de tirantes, tira de la mano de su no menos hermosa madre Gertrudis, también ligera de ropa. La madre Bavara, de esas regiones boreales repletas de respetables bosques de robles y oscuros abeto que se adentran hacia el lejano norte donde nadie debería vivir. Mira este hembrar hacia la balsa de cristal desconcertadas y disgustadas por la tala. Se apoyan en la barandilla. Españolos ser una colonia de gente tercer mundista. En Baviera esto no pasar- le explica pedagógica la madre. El yonky del pueblo que hace de gorrilla va hacia ellas y las separa de la barandilla. -Por favor, por favor, froilans, no se apoyen en la barandilla, está suelta. Hace unos días unos gitanos hambrientos robaron parte de la barandilla para venderla al chatarrero. Este tramo lo acaban de poner hace un momento. Los obreros me han dicho que avise de que faltan por colocar unos tornillos y unos remaches. No habían traído bastantes los operarios y hasta la semana que viene no vendrán- les explica el yonky que se gana la vida pidiendo a los turistas en el parking. Gertrudis agarra a la pequeña Heidi y se apartan de la barandilla que se cae al vacío. El gorrilla extiende la mano esperando la recompensa. Gertrudis de costumbres diferentes se la choca. -Son 10 euros por salvarles la vida froiland- le explica el gorrilla impaciente con la mano roja del golpe. -Ah, ah, perdón, perdón. No comprender- le dice Gertrudis mirando en el monedero. Gestrudis paga y le da dos euros de merecida propina al yonky que observa atento al grupo que llega por si alguien se acerca a la barandilla. Ruido estridente y chirriante de motosierra. Unas manos cubiertas de guantes de cuero aprietan el gatillo del acelerador, los dientes crujen tanto cómo el tronco que se ladea a la izquierda. La cadena- sierra penetra por segundos revolución cada vez más honda sobre un ciclópeo tronco de algarrobo. - Vamos bonita, cárgatelo todo, cárgatelo todo, derriba a este tronco. Vamos bonita corta, corta, corta. Tala por aquí, tala por allí- dialoga el farandul con su motosierra. Se trata un hombre rechoncho de pelo rizado negro que le cae en pequeños bucles bajo una gorra de tela del Ayuntamiento de Vall d´Uixó. De mediana edad, de clase media, e inteligencia baja- subnormal, lo que le capacita para trabajar en el ayuntamiento de Vall d´Uixó. De repente la motosierra se para. El farandul la saca del tronco. Pasa la mano bajo la gorra de tela y se quita las gotas de sudor. Abre el tapón del depósito y mira con un ojo abierto y otro cerrado la gasolina: -Pero so hija puta, si tienes gasolina, ¿Qué quieres? Joderme el día, cómo me han jodido el arbitraje de mañana? A mi tu no me jodes, me has costado 300 euros. ¿Una still alemana y no eres capaz de cortar un viejo algarrobo? Tira el batueco de la cuerda de arranque histérico. Maldiciones a Dios y los santos. La motosierra vomita humo, ruge, y se para ahogada. La lanza cómo castigo a unos metros de distancia. Suena a nana gitana el golpe contra la roca. Se gira el farandul desesperado, le pega al tronco una patada y luego avanza un par de pasos y le pega a la motosierra que se queja. Saca un pito y le toca la señal de la falta, y grita: -tarjeta roja hija puta, tarjeta roja. El sudor le cae a chorros de su cabeza de buey. - So hija de puta arranca ya- le grita insistente. -¿Por qué no miras el carburador, quizás se haya ahogado?- le dice un paseante que se acerca. -Es nueva, la compre la semana pasada. Ya no hacen motosierras cómo antes- le contesta el farándula más calmado. - Intenta purgarla- le dice el paseante, y misterioso cómo un ángel bueno se va. Corta la gasolina y tira de la cuerda, luego abre el paso de la gasolina y la intenta arrancar sin apretar el acelerador. Al quinto intento arranca. -Muy bien bonita, muy bien, cárgatelo todo, no dejes rama viva- feliz y contento destroza el algarrobo que cae abatido junto a dos hermanos suyos. Las raíces de los tres árboles sacrificados se unen abrazadas, y lamentan lo que les ocurre. Las raíces del bosque de la balsa de cristal llora, las ramas de los árboles se agitan. Los ancianos que pasean y que han vivido de la venta del fruto de esos árboles observan con frustración el triste espectáculo. Silencian por miedo a tener problemas. Saben por experiencia que si llaman a la policía no va a acudir, y si acude no van a decirle nada al exterminador de algarrobos. Su época se ha terminado. Miran a su alredor y contemplan un paisaje nuevo del que están desarraigados. Está infinitamente más degradado de aquel que conocieron hace 70 años. Con resignación de saberse vencidos se retiran los ancianos. Solo uno que sufre de trastorno senil se queda. Se acerca en silencio al farandul de la motosierra. No dice nada, solamente con severidad mira al ejecutor. El farandul lo reconoce e ignora el mensaje de la mirada. Indiferente continúa matando: Cárgatelo todo bonita, no dejes nada. Licencia de Creative Commons
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sábado, 16 de marzo de 2013

Doy en adopción a un cachorro llamado Calígula

Doy en adopción un cachorro llamado Calígula. Doy en adopción un cachorro de pastor alemán y husky, tiene algo más de un mes. Sus ojos han salido a los de su madre. Conforme se le van haciendo más grandes, el azul de sus pupilas se expande, hasta dirigir la atención a ellos de quienes le miran hechizados. Sus ojos, tan intensamente azules cómo simas oceánicas, pueden sobrecoger, y hacer que la aparte aquel de vosotros que quizás no la tenga en calma la conciencia, si no agitada cómo las olas en una tormenta porque un secreto oscuro guarda. Él entonces ladra, avisa. Y yo, que soy persona sensata, me pongo en guardia y miro suspicaz a quien le ladrá. Con pesar por tener tres perros recogidos de la calle ,cómo su propia madre que llamo a mi puerta hace unos meses, abandonada, embarazada, debo darlo en adopción cómo sus hermanitos , porque por mis circunstancias no demasiado diferentes a los de estos perros no puedo tenerlos. Lo que os ofrezco no es un cachorro en adopción, si no un amigo, el mejor amigo que tendréis. Cerrar los ojos y meditar. Hablar con esa voz interior a la que habéis silenciado porque no comprendéis, y os dice cosas horribles de vosotros. Apagar los cuarenta principales, la play station, y prestaros atención :¿ estáis solos, sin empleo, vuestra novia o novio os pone los cuernos? ¿ vuestros padres os insultan porque no tenéis trabajo? ¿ hasta los abuelitos están hasta los cojones de vuestros fracasos? ¿los funcionarios del servef se ríen cuando cuñáis? ¿ Hacéis cursos para desempleados sin formación de fontanería, limpieza industrial, camarero? ¿ trabajáis en un leroy merlin? Y ahora abrir los ojos. Veros cómo yo os veo. Necesitáis alguien que os comprenda, que os acompañe en este mundo traidor, que os sea fiel, que os de cariño. Oh lector, necesitas un perro. Y yo os ofrezco uno muy bonito que desde el principio crecerá corriendo entre vuestros pies, pegando saltitos al veros llegar con la cabeza baja por los golpes de la vida. Yo antes de adoptar a los perros que tengo era muy desgraciado. Me sentía solo, sin amigos, mi casa estaba desprotegida, nadie ladraba cuando llegaba, ni cuando pasaban los testigos de Jehobá, o los Evangelistas. Podía haber caído en sus garras, ahora cuando vienen para evangelizar, los perros ladran y yo me asomo a la ventana. Los identifico por su ropa y sus libros biblia de tapa negra. Apago la música satánica, escondo la bandera comunista y salgo a abrazarles. Pero se acuerdan de mi ,y la fallida evangelización, y pasan de largo. Los testigo de Jehobá y los evangelistas son rencorosos, además de herejes. Van siempre a las casas de mis vecinos que son creyentes. Y entonces acariciando a mis fieles canes me digo, gracias a Jehobá y Niño Jesús por haber hecho que los caminos de estos perros se cruzaran con los míos, si no yo estaría tan solo. Y lloro y besos sus cabezas y ellos me lamen. Espero vuestra llamada, para mi es muy importante que alguien lo adopte porque mi situación económica es mala tirando a muy mala. Tengo certificados de renta negativa expedidos por hacienda. Soy pobre certificado por los servicios sociales y Ayuntamiento de vall d´uixó, de lo contrario me quedaría a Calígula. Angelillo de Uixó. Telf 678623579. Urge. Licencia de Creative Commons
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