miércoles, 9 de noviembre de 2011

Los cien mil hijos de Merkel y Sarkozy. Episodios Nacionales de Angelillo de Uixó








Los cien mil hijos de merkel y sarkozy . Episodios nacionales de angelillo de Uixó.

Lector llora conmigo sobre nuestros emigrantes, ayuda a la patria como lo hacen lo héroes de ésta historia, no tengas miedo al racismo ni al autoritarismo (Angelillo de Uixó)

Garroferales abandonados de Vall d' Uíxo, troncos cavernosos diseminados por bancales medio caídos, junto al señorial árbol malas hierbas cubren la tierra, el grillo chirriá gobernado, se suceden ribazos en hileras de piedra secas alzadas como fortalezas que albergan las grandes atalayas de tronco y ramas de los algarrobos, hoy comparten vida marchita con aliagas, avena silvestre y zarzales.
Paraje de la de la balsa de cristal rodeado de garroferas, balsa de riego con goteras en las paredes de cemento, aguas verdosas, oscuras y medio podridas. Regaban hace años pequeñas huertas de miserables jornaleros; hoy sus hijos tan miserables como sus padres pasean por la heredad, no son hortelanos, no son jornaleros, se le conoce como parados. Hojas caídas se descomponen por la senda provocando que al pisar el pie se hunda en la hojarasca mojando los zapatos. Ha llovido hace dos dos días; el seco paisaje se ha transformado en barrizal de pequeñas charcas de un palmo de profundidad y un metro cuadrado de diámetro, la tierra ha adquirido un color acre; el sol se oculta entre nubes blancas sin que eso impida que caliente y tenga el ambiente una gran sensación de humedad asfixiante que seca la garganta.
Pisan dos parados el camino esquivando los charcos, junto a ellos caminan unos perros.

-La naranja no madurará con este calor – exclama uno de los parados, el Guiso, joven llegado a los 30, exhibe cabeza rapada que le da aspecto semejante a una foca, su cara es redonda de huertano valenciano, tiene aires de paleto de pueblo.
Que más da Guiso, no creo que nos cojan para trabajar con tanto moro suelto¿ y si nos vamos a Alemania o Francia? Allí dicen que están mejor las cosas- le responde el Penas, varón algo más alto, moreno, de mediana edad, en la cara avellanada, se ha dejado sin afeitar la perilla, su pelo es rizado, tiene todo él aspecto moruno y de vago del mediterráneo.
Será mirarlo- responde Guiso apartando una mosca que se ha posado en al oreja, se rasca con la aleta de la mano la cabeza de foca.
Será - responde Penas.

Ladran los perros que les acompañan, van empapados dos pasas atrás repletos de barro al haberse revolcado en los charcos, juegan ladrando jubilosamente, sus dueños hace rato que no hablan, sienten profunda inquietud; por la senda llegan a Vall d' Uixó. Bullicio, chillidos de niños jugando en los charcos de las calles, la gentes agolpada los bares toma café, mendigos rumanos tocan el acordeón con miserables céntimos desgastados en un trapo tirado en el suelo, dos viejas gitanas con bebes colgados del dornajo rebuscan en el contenedor del mercadona, los BMW pasan indiferentes con la música fuerte, la guardia civil hace ronda.

Se despiden los dos jóvenes en el portal de el Guiso. Frente a las puerta de la finca destartalada de dos pisos con cornisa de teja hay cinco moros apoyados sobre coches holgazaneando, visten túnicas sucias manchadas con salpicaduras sangre de cordero, carecen de ropa interior, las mujeres casadas y las viudas miran de reojo con lujuria a los moros. Los moros rascándose las barbas dan gracias al cielo por qué Cristo inventarán cáritas. El cura de Uixó les ha contado a la morería que piden comida:
sabed moros antes de que os llevéis la bolsa con comida, en España nadie pasa hambre como en vuestros países ¿Por qué? Por qué Cristo fundó cáritas, dar gracias por ello, mientras el pagano de Ala se dedicaba a fomentar el terrorismo. ¿ quien os ayuda cuando no tenéis patrón que os gobierne y de faena? ¿Quien? La iglesia Española, cáritas. Grande es cáritas.

Los moros no lo discuten, apoyados desde los coches dan gracias a Cristo de forma sincera. El cura pasea por el pueblo feliz por la crisis.

El Guiso mete a los perros en las jaulas del terrado, junto a ellas cuelgan toallas y sabanas, en un rincón de la azotea está la antena de televisión donde un tordo picotea los hierros , sale volando al escuchar los pasos.
Baja el Guiso a su comedor, pequeño, pobremente decorado con un aparador, una televisión sobre la que hay un marco con su retrato de él vestido de militar cuando cumplió con la patria en la legión, en una pared cuelga un cuadro de un barco velero luchando con una tormenta, en la pared contraria hay una ventana discretamente tapada a los ojos de la calle con una cortina color beis, en el centro está una mesa de pino con cuatro sillas, en un rincón el sofá sobre el que se extiende sin ningún pensamiento concreto. Enciende la televisión, pasa la mano sobre la calva, suspira. Presentadores del telediario con corbata, traje negro, ojos azules, rubios, altos, delgados, sin ningún rasgo semejante al resto de población hispana relatan las noticias:
Hemos llegado a cinco millones de desempleados, vamos a por los seis, en otro orden de cosas: un joven Sevillano junto a otros menores han violando, torturando, y prendido fuego a una menor que era amiga suya, la victima sufrió indeciblemente, todo apunta a la falta de valores de la sociedad, desgraciadamente no tenemos las grabaciones de los hechos ya que los acusados no han querido facilitar a esta cadena la que hicieron con el móvil, solo tenemos las fotos de la autopsia y el testimonio de los culpables. Los padres de la menor piden al rey que se endurezcan las penas, cadena perpetua sería lo razonable, volveremos sobre ello toda la tarde, pero ahora demos paso a un huracán en Japón. Lo más significativo de este tifón apodado kitty hollow es que ha destrozado una central nuclear matando a miles y miles de japoneses, no cambien de canal, a continuación veremos arrastrándose por la calles a centenares de japoneses pidiendo a gritos que les hagan el harakiri. Nos confirma la ministra Chacón que España ayudará humanitaria a Japón a través de la ONG de la guardia civil y el ejercito para rematarles tras recibir formación especifica sobre las costumbres del país, pero antes de dar paso a la ministra : publicidad.

El Guiso y el Penas como cualquier parado de España pasan la tarde entretenidos contemplando las noticias. Al día siguiente bajan con los perros, llevan ligeras cazadoras que al cabo de 15 minutos se quitarán cuando el sol ascienda un poco más. Los perros dan pequeños brincos de la alegría del paseo, al encontrarse las dos jaurías saltan moviendo el rabo frenéticamente, como un muelle vuelven a su sitio cuando estiran demasiado debido a la cadena. El Guiso y el Penas se resienten en los brazos, les dan bastonazos que no evita que los perros vuelvan a repetir la conducta.
Luna, Blaqui, Hermes... vale ya coño, paf, puf, paf- grita exasperado el Guiso pegando a los animales, se bambolea de tanto tirón y es arrastrado unos metros hasta tomar las riendas.

Los moros apoyados en los coches ríen de la escena.
Ser malo perros, ser malo perros, a Ala no gustar perros, ellos no ir al paraíso, nosotros no comer perro casi nunca.

Los parados inician su camino hacia la zona adiestramiento de la caza con bastón. La tierra está seca, hace calor, los charcos del suelo han desparecidos tragados por una gran sed.
A lo lejos unas sombras avanzan, son varias personas de diferentes alturas y edades. Una es asquerosamente rubia, alta, de un blancor que molesta, otra es de aspecto más respetable, bajita, morena, junto a ellos sin llegarles a la cintura van cuatro niños del orfanato del pueblo. Los perros se asustan como cualquier animal ante los niños, ladran, sacan los colmillo, se les erizan los pelos del lomo, se lanza al ataque pero la correa evita la agresión. Guiso y Penas se emplean con las varas, sosiegan a los asustados animales. Se cruzan los dos grupos.
El Guiso sonríe ampliamente al reconocer a la persona morena y bajita , es el cura del pueblo.
Habla el padre con su voz vinosa casi inteligible. En sus palabras siempre hay maldad, prepotencia y ofensa. El rubio de su lado, con frente a franjas rojas al igual que la nariz tiene los colores de una gamba, escucha atento sin comprender casi nada, con ojos de gamba, expresión de gamba, mira los perros.
Urbi et orbe, benaventure dei, salutem Guiso- dice el cura- pasate por al sacristía que tengo un paquete con comida para ti, ayer hubo cena con el obispo y sobro mucho. ¿Cómo va el empleo, encuentras algo hijo mio?- Escudriña el pastor de almas su rostro, mira al Penas al que no tiene tratado de reojo.
No padre, no hay faena, los moros, los negros se la han quedado toda- agacha la cabeza penitente el Guiso, el Penas hace lo mismo, los perros también.
No desistas hijo que Rajoy pronto entrará- el cura suspira satisfecho con la respuesta, hace la señal de la cruz, el rubio que va agarrado de la mano de un menor acaricia a un perro de caza que pasea el olfato por su entrepierna.
Oh mondie, que escuche sobre el trabaje, en Francia tenemos muy mucho trabaje para españolite, ¿ustedes querer trabajar en Burdeos, en la construccioné? - les dice el rubio con acento francés.
Si señor, cómo no vamos a querer trabajar- el Penas y el Guiso contestan la vez mirando con grandes ojos al francés con aspecto de gamba.
Pues tomare nota de los nombre de ustedes y contactamos, les diré los que tiene que hacer para mua. Magnifique su disponibilite, en casa del padre me encontrarán alojado, venir luego.

Vuelve a acariciar a los perros el francés, toma nota de los dos jóvenes, los niños parecen absortos e idiotizados, quedan quietos alrededor de las piernas del francés y del cura en la misma posición que los perros. Se despiden los dos grupos.
El francés bajo su piel gambuna del sol español tiene aspecto de un animal instintivo, la de esos tipos que disfrutan de la vida a través del placer, cosa muy propia de este pueblo degenerado repleto de gente viciosa y libidinosa. Semeja su rostro a las litografiás del marqués de Sade. Su pelo es largo, blanco apermanentado de un volumen de dos palmos, cubre las piernas con calzas blancas, calza botas de cuero de montar que le llegan hasta las rodillas, lleva pechera con ricos volantes de holanda sobre la camisa de franela con chaleco negro y adornos florales, bordados en los puños de la camisa donde ha cosido botones de oro. Su barbilla está adornada con un enorme lunar postizo, esnifa rapé a todas horas provocándole estornudos que disimula elegantemente llevando a la boca un pañuelo de rica tela blanca.
Los dos parados contentos caminan hacia la balsa de cristal felices por la noticia, miran el paisaje como si fuera la última vez que los ven, vuelven a casa. Los moros con sus túnicas amplias siguen apoyados sobre el mismo coche, las mozas del pueblo les miran de reojo lujuriosas y desesperadas por lo que guardan bajo la túnica los salvajes circuncisos, arreglan las hembras con discreción cita moruna.
El Guiso y el Penas van a la casa del cura al medio día, concretan la oferta de trabajo.

-Celebremos el trabajo y que todo está arreglado- le dice el Penas al Guiso al salir a la calle agarrándole del brazo.
-Lo celebramos- responde el Guiso.

Llegan a casa y sacan algo de ahorros que les quedan.

-¿Donde vamos Penas?
-Al chino del bufet libre “Flor de loto”

Pasan de camino frente cáritas. Largas colas de decenas de personas: moros, cristianos, negros suplican comida. La cruz roja colabora lanzando bocatas, la guardia civil vigila que no haya tumultos, de vez en cuando sacan algún bocata de tortilla de patatas sin hacer cola exhibiendo gruesa porra negra. Una ONG de payasos ameniza la espera con una piñata repleta de sándwich que debe romper preferentemente un parado que haga tres día que no coma. Unos mimos representan una función haciendo como que comen un bocadillo. Niños, padres, asistentes sociales, aplauden la actuación. Al final del rancho traca, fuegos pirotécnicos, el himno de Vall d' uxió tocado por la banda municipal, fotos y propaganda electoral del partido popular y socialista.

El Guiso y el Penas entran en el Flor de loto, no hay nadie más, agarran bandejas y las llenan de platos repletos de comida. Empiezan por los rollos de primavera mascando hasta el pergamino metido dentro donde se les anuncia su destino. En sus estómagos queda oculto los acontecimientos del viaje.

- Ostia ahora que lo pienso ¿que hacemos con los perros ?- pregunta el Guiso inquieto.
- Joder, pues no había pensado- responde el Penas con la boca llena de tallarines que le llegan hasta la perilla brillante y húmeda por el suco de la salsa agridulce.
Se rascan los cráneos los dos jóvenes sin dejar comer.
El chino madarin propietario del local los mira con preocupación, va a la trastienda donde unas niñas atadas a una rueca de coser fabrican zapatilla adidas para el corte inglés de Castellón. Al lado de las niñas se encuentra una estantería que llega hasta el techo, junto la imagen de buda y Mao Tse Tung hay potingues en frascos con cuerno de rinoceronte, dientes de rata, huesos de hipopótamos, y demás porquería utilizada en la medicina china. La cocina se encuentra frente a la estantería. Una anciana distraída despelleja a un gato para hervir, le saca los ojos y los guarda como afrodisíaco. El Chino manda a la vieja preparar un laxante vomitivo.

-Y si abandonamos a los perros- dice Guiso tras cinco minutos comiendo y pensando.
-No se, no se, y si caen en manos del Chino- dice el Penas mirando unos pelos negros y blancos muy largos en la sopa que sorbe relamiéndose.
Yo conozco a un anarquista bastante perro flauta que igual por algo de pasta los cuida- se le ocurre al Guiso.
El Penas va a hablar cuando se acerca el gerente con una tarta en la mano.
- Glandes senores, como anflitión quelel dal a ilustles invitaos a mi humilde restaulante una glande solplesa. Talta china espicial para gente especial, comel, comel nobles invitados- les dice el chino Yuan Yuan bizqueando de su ojo derecho y sudando sobre rostro hepático de chino.
-Ole, ole que grande sois los amarillos, gracias chino, venga esas cucharas- dicen al unisono los dos chicos contemplando los palos que lleva en la tarta hartos de comer con las manos y palillos.
Yuan yuan llama a su nieta una preciosa china de 17 años que trae cucharillas de postre. Siente vergüenza ante los extranjeros, mira al suelo de forma grácil para no ofender a los varones, sus linda mejillas se enrojecen excitando a los jóvenes.
Tomal- les dice ofreciendo unas divertidas cucharillas con un oso panda grabado en el mango.

-Podrían meterse los putos palillos por el culo- dice por lo bajini el Guiso para no ofender a Yuan yuan y la chica que se retira.
-Pero la comida mola¿no?- responde Pena.
-Mola- dice Guiso guiñando ojo a su compañero mirando a la niña que entra la fábrica cocina.
-Yo le metería otra cosa a esa por el culo- dice el Penas.

Ríen comiendo la deliciosa tarta hecha con gelatina de insectos y roedores.
Tras varios bocados a la tarta sus rostros amarillean semejando a un Bruce Lee cualquiera, el chino Yuan Yuan se acerca de inmediato con la factura:

-Pagal, pagal, pagal.

Los dos jóvenes pagan y salen corriendo a la calle donde arrojan todo los rollos de primavera, tallarines, salsas agridulces.
Las ratas se acercan al vaporoso alimento, se escucha en un piso cercano cantar a cristo. Los gitanos evangelistas celebran la oración de después de la siesta, palomas sobrevuelan el cielo, las campanas repican, el cura pasea feliz por la crisis, el francés se siente unos de los cien mil hijos de San Luis.
El Guiso y el Penas repuestos de la comida buscan al anarquista para ofrecer el cuidado de los perros. Lo buscan por sedes sindicales, casales populares que frecuenta junto a otros anarquista para escribir en facebook sobre el maltrato animal, hacer caricaturas satíricas de los poderosos, preparar conciertos rototomberos, ver pelicular, llorar por la clase obrera y beber cerveza.
Preguntan incansables por el cascabeles, pero no lo hallan.
Al cabo de varios días dan con él en un monte con unos amigos preparándose para meditar por la paz, ayunar contra la pobreza y la injusticia. Como anarquista acepta en un acuerdo rápido sin regateos. El cascabeles lo hace por amor a los animales y no por dinero destinado a pagarse conciertos anarquistas y la tarifa de una ecoaldea solidaria que imparten cursos por 500 euros de como vivir sin dinero.
El Guiso y el Penas van organizándose, durante una semana se ocultan, no dicen a nadie donde van para no levantar recelos y que les quiten el puesto de trabajo, incluso evitan ir a cáritas o de ver al cura y Fransua por miedo a decir algo que pueda molestarles.

Finalmente llega el día de la partida, con el último que hablan es con el cascabeles. En la estación de Nules les aguarda el tren dirección Burdeos.
La estación ofrece espectáculo de andenes repletos de gente que va hacia Europa, aunque todos disimulan sus intenciones por miedo a que les quiten el puesto de trabajo manifestando ir a Andorra por lotería.
El tren va lento, el viaje es pesado, se entretienen mirando el paisaje. Una vez están ya por navarra cerca de los pirineos el clima tiene aspecto de frío con nubes negras, cielo grises, agua por todas partes, zonas de pasto que les llaman la atención, observan el Bidasoa. El Guiso y el Penas se hacen muecas señalando las primeras vacas, al cabo de varias horas se acostumbran y se cansan de ver tanto prado y tanta vaca.
Llegan Burdeos, bajan y buscan las señas dadas. Las calles son silenciosas. Les asusta tanto silencio, esa es la primera señal de que de verdad lo han hecho, son emigrantes. Ven algo en esas extrañas calles que les es familiar, varios moros apoyados en coches, todos ellos hablan juntos en espacio públicos como si estuvieran en la medina de Tetuan o de Vall d' Uixó, pero no llevan túnica, en Francia está prohibida por qué excita a las francesas.
Miran a los nativos de Burdeos, son lechosos, mantecosos, hablan poco, tiene aire soberbio, sus ojos son pequeños de embusteros. El Guiso y el Penas intentan hablar con un cartero para saber donde está la casa de Fransua, muestran la dirección de la rue. El cartero francés escupe en el papel y se va maldiciendo a los españoles:
-Va te faire fourdre, fill de pute.
-¿ Que habrá querido decir?- dice el Penas al Guiso mirando al cartero con resquemor intuyendo algo negativo.
- dejalo, cosas de franceses, vamos a preguntar a esos moros que seguro son más amables- exclama el guiso.
Se acercan a los moros y descubren que son paisanos, están junto a griegos e italianos, todos buena gente. Se saludan como hermanos y les llevan a la calle que buscan: la rue de la fraternite.
En ella hay una casa a medio construir que coincide con las señas, es la de el patrón fransua.
Llaman a un teléfono convenido dado por fransua, los dos Españoles se sientan en la acera, oyen dentro de la casa ladrar a un perro, al cabo de 20 minutos acude el familiar. Mira con desprecio a las dos patéticas figuras morenas sentadas en la acera junto a unas bolsas de basura y sus maletas, hablan distraídamente los españoles tiritando, el francés se planta ante ellos tapando con su sombra el poco sol que les calienta. Les explica la faena sin apenas presentarse:
-construir la casa.
- Muy bien por el trabaje, pero¿ y donde dormite nosotros?- pregunta el Penas ya puesto en pie mirando al familiar de fransua,, un tipo blanco, gordo, pelirrojo con el pelo con trenzas a lo Obelix, de cara redonda, y un gran mostacho rubio a lo asterix. Le cae mal de inmediato, el pelo se le eriza al Penas y la Guiso.
- ahí, ahí- les dice señalando una sucia cochera que esta a su espalda y pegada a la casa. Desde el hueco de la ventana se ve la hormigonera, pozales, palas, arena. Desde la casa ladra Milu, el familiar de fransua se dirige a ella, abre la puerta y lo saca, los españoles aguardan, vuelve con el perro que da la patita a los recién llegados.
-¿En la casa donde está el perro no podemos estar nosotros?- dice mirando la vivienda aun por terminar pero con partes ya habitables.
- Oh mondie, no, no, amigue espnyol, Milu es muy querite en la casa, para fransua es como su hijo, imposiblilite, dormir en cochera ustedes.
-Pero que putada es esta- dice el Penas con rabia- fransua nos prometió a este y a mua vivienda.
-Y habite tenéis amigo espanolite, aquí, aquí- le dice sonriendo y señalando al cochera.
- Esto no puede ser, somos gente acostumbrada a dormir en casas no en establos- dice el Guiso intentado convencerlo.
El francés levanta hombros con indiferencia y les dice de forma cínica francesa:
Yo comprendite amiguite del sur, pero no poder ser, durante unos día vosotres estar aquí, aguante un poquite bravo espaniolite, y luego todo se arreglite, vosotros trabajar, trabajar y ganar dinerite, poquite a poquite, yo tengo que irme, un cordialite salute, y bien venidos a Francia, la nación de los derechos y la libertité.
El familiar de fransua se lleva consigo de paseo a milu que da saltitos alegres , cierra la puerta de la vivienda con llave. El perro da la patita a los Españoles, les mueve el rabo y hace sus necesidades sobre sus maletas.

El Penas y el Guiso se quedan desconcertados, cansados y hambrientos, miran a su alrededor las preciosas casas, los rostros desconocidos, amenazantes de esas personas rubias, blanquinosas, mantecosas y repugnantes. Buscan pensión donde comer y dormir pero las que encuentran son muy caras, en las baratas no permiten perros ni españoles. Vuelven a la cochera y se meten por la ventana, se tapan con sacos y lo que encuentran. El viento es helado, la cabeza les duele los huesos más, maldicen Francia una y otra vez. Al día siguiente vuelve el familiar con motivo de pasear a Milu y ver que han decidido los españoles. A regañadientes empiezan el trabajo, piden dinero y el familiar lo deniega afirmando que es con fransua con quien tienen que hablar.
Los españoles aceptan, pasan dos semanas, todos los días llueve, el tiempo es frío, las setas brotan por los jardines e incluso en la cochera. Se sienten engañados y prisioneros de los franceses.
El Guiso y el Penas agotan el dinero la tercera semana, entre tanto la relación con los vecinos franceses es cada día peor, les acusan de los problemas económicos de Francia, de la crisis del euro, les miran con desprecio, les insultan llamándoles guarros. El Penas y el Guiso van desaliñados, la ropa no tienen donde limpiarla, han perdido más 10 kilos cada uno. Los gendarmes les cachea diariamente y les aplican multas por vagos y maleantes, a veces como a otros paisanos les pegan con la porra, apagan cigarrillos en su cuerpo. El guiso y el Penas han terminado la casa de fransua, piden jornal nuevamente y el familiar se desentiende.
Pasan los primeros días de hambre, buscan alimentos por cáritas , pero allí no existe.
La catedral gótica de Burdeos tiene pórtico ojival con imágenes esculpidas en piedra tamaño natural de los apóstoles tetramorfos. Bajo el León de San Marcos se coloca el Guiso con un cazo con la bandera de España, junto a la figura del toro de San Lucas se coloca el Penas con una capa y banderillas, va envuelto en una manta sucia y lleva puesto un tricornio de torero. El centro del pórtico lo preside la figura hierática de Cristo en forma de blanco cordero, bajo las pezuñas de cristo hay varios argelinos de 20 años de rodillas con los brazos en cruz. Los pocos franceses que no son ateos al salir del templo les insultan llamándoles vagos y maleantes, les pegan cristianamente.
El Guiso y el Penas viendo que en Francia no hay ni cáritas, ni mendicidad y con las tripas inflamadas por falta de comida van a los servicios sociales. Acuden a un edificio infantil pintado de amarillo que parece una guardería, pero son los servicios sociales. Hay columpios en el jardín, esculturas de los pitufos junto a una fuente, caballitos de madera, norias en la que giran los pobres y los tontos. Dentro las paredes están pintadas de azul y rojo, las sillas son cómodas y la calefacción agradable, pero la burocracia y el desinterés de los funcionarios es superior al de España. Se niegan a atender españoles, antes tienen preferencia los moros. Los españoles les gritan a los funcionarios:
-Cómo en España, los moros primeros y los europeos los últimos, no es justo, los moros no cotizan a Francia y nosotros si.
La sala está llena de españoles, desertores de la legión francesa, enfermos mentales y toxicómanos. Sentados esperan turno. Miran la ventana donde se ve un jardín y a los locos dando vueltas a la noria.
El Penas y el Guiso ven pasar cerca del jardín al familiar de fransua con una hermosa mujer francesa en minifalda que deja ver unas largas piernas cubiertas con medias transparente muy sexy. Rubia, de larga cabellera que llega hasta la cintura, delgada, de más de metro ochenta, lleva un jersey de lana muy ajustado que marca sus grandes pechos. Camina agarrada del brazo del familiar de fransua que se atusa el bigote. Ella coqueta deja caer dulcemente su cabeza en el hombro del varón. El hombre satisfecho de la vida silba la marsellesa, Millu camina al lado de la pareja dando pequeños saltitos y moviendo a un lado y otro la cola al son de la canción. Las hojas de los robles y castaños caen otoñalmente, el suelo esta alfombrado de colores rojos, verdes, amarillos.
- Mira el hijo puta la tía que se ha pescado, y nosotros muertos de hambre, apaleados y jodidos de verdad, hijo puta, que hijo puta- dice el guiso pasándose la manos por la nariz y quitándose los mocos del constipado con los dedos.
No lo sabéis bien, yo llevo en este infierno llamado Burdeos cuatro putos años. He pasado de todo, hambre, miseria, malos tratos, incluso me han intentado sodomizar más de 12 veces los franceses, es gente muy cochina y maricona, nadie lo sabe bien hasta que vive aquí, en dos ocasiones lo consiguieron- les dice un gordo moreno en edad casi de estar jubilado, les extiende la mano presentándose- me llamo “el vizcaíno”
EL guiso y el penas le dan la mano y escuchan los consejos de un emigrante veterano:
Vine aquí al principio de la crisis y sigo igual de arruinado que al principio, he trabajado en todo lo que no quieren hacer los asquerosos franchutes estos, en el campo, en la obra, en fabricas, muchas veces no cobraba, los franceses son peor que los judíos, si podéis iros volver a España, ir a América, a Perú a Chile, iros, yo en cuanto pueda regresaré a España.
El Guiso y el Penas miran las fracciones del vizcaíno, notan en sus ojillos llorones las desgracias que el anciano ha pasado, no dicen nada por estar conmocionados.
Los enfermos mentales dan cabezazos contra las paredes, los funcionarios franceses ríen, hay varios los yonkis chutándose metadona en los urinarios y practicando felaciones a ancianos franceses que entran en estas instituciones buscando españoles, moros y yonkis para prostituirlos.
Bueno tengo que ganarme la vida- les dice el Vizcaíno yendo hacia los urinarios donde un anciano francés le reclama.

Salen de allí y vuelven a la cochera, se colan por la ventana y debaten si irse o quedarse.
-Mira Guiso que lo mejor será irnos a España, aquí estamos como perros.
-Peor que perros, si no mira a Milu que bien vive, creo que lo han guardado en el comedor- dice el Penas cambiando del tema de la vuelta a España por el perro.
Voy a ver - sale de la cochera y mira dentro de la casa.
Milu, milu,- tira una piedra y el animal se acerca a la ventana.
Cuidado un gendarme, que no nos vean que nos detiene por españoles- dice el Guiso.

Se ocultan y el gendarme sigue calle abajo tatareando la melodía de casa blanca mientras hace girar por el aire el paraguas porra.
Milu, milu- susurra suavemente el Penas-
Milu asoma con las orejas levantada y su cabecita blanca con una mancha negra. El Penas tira una piedra y rompe el cristal, va hacia el animal que le da la patita, lo agarra del cuello y con un trozo de ventana lo degüella tirándolo al jardín.
Venga pasa, vamos a coger lo que podamos.
El penas y el guiso miran que pueden coger que es nada, así que abren el gas natural y encienden una vela.
Nos largamos a España- dice el Penas.
Cuanto antes mejor- confirma el Guiso.
Pasan a la cochera por la ventana abierta, las maletas está hechas, las agarran y se van. El gendarme hace ronda de vuelta, los ve y les da el alto.
Oh Mondie, vosotres parecer espanyolites, dar vise ¿ donde ir tan de nochite?
A casa gendarme, a casa por navidad- le dice el Guiso sarcástico.
Al instante se produce una tremenda explosión, la casa de fransua empieza arder propagándose el incendio a la de su vecino que también explota. El barrio arde en llamas, el policía va a sacar la pistola pero el Penas le mete en el hígado dos palmos de acero de albacete, empieza a brotar la negra sangre y gime el gendarme. Los dos españoles contemplan con satisfacción como muere lentamente, va cayendo poco a poco el cuerpo deslizándose del brazo del Penas al que se asiste hasta caer al suelo . En la vivienda contigua a la de fransua vive un matrimonio con sus dos hijas. Arde por los cuatro costados, el techo se desploma sobre el matrimonio. En el cuarto de las niñas entran las llamas y prenden su tierna carne acurrucada en sábanas. Por desesperación las niñas se tiran por la ventana a la calle, aun viven mientras andan ciegas ardiendo, sus vecinos miran atónitos. El Guiso, el Penas abrazados lanzan hurra al cielo. El vizcaíno cómo muchos españoles, griegos, moros que están en las cocheras, en bancos de los parques, salen de los agujeros a ver el incendio, comprenden que es su momento y empiezan a entrar a las casas para robar. Dentro de los hogares no solo hay riqueza, si no deliciosas mujeres francesas en lencería fina a las que violan y después despanzurran con grandes navajas al grito:
ahora vas a saber francesa lo que es la furia hispana, Santiago y cierra España.
Y zas, cuello francés cortado.
El vizcaíno con varios argelinos entran en la casa del familiar de Frasua con antorchas. EL familiar se encuentra con la preciosa Birkin, durante un instante los hombres al ver solo vestida con el ligero a la bellísima mujer quedan quietos admirando la perfección. Sus pechos blancos, puros, con los pezones sonrosados gruesos en punta frete a ellos y con lagrimas en su preciosos ojos azules, hace babear a los argelinos, al instante se lanzan sobre ella, el familiar de Fransua aprovecha para huir.

El Guiso y el Penas caminan durante días, por el camino se acoplan a una caravana de españoles que regresan exhaustos, humillados, a la patria. Vienen de Holanda, Austria, Alemania. Al llegar a los pirineos besan la tierra. Es fresca, perfumeada, generosa, pacifica, hispana. Las ardillas brincan por las ramas, los ciervos orgullosos levantan cornamenta y se adentran en la profundidad del bosque, los lobos aúllan, los españoles cantan soleadas y malagueñas.
Los parados ya se encuentran en la ribera del Bisadoa de aguas frías y lentas. Discurre la noche en un silencio arrullado por el lacónico sonido de las aguas que sumergen en las profundidades del dolor del alma a los emigrantes. Sombríos caserones solitarios en los montes parpadean como faros, son los farolillos que iluminan las estancias. Los emigrantes van hacia ellos. Agotados llaman a una puerta de una caseron construido en piedra. Una anciana con zapatos zancos salen a su encuentro, al verlos comprende de quienes se tratan: de la flor de España. Se abrazan y lloran juntos. Les dan de cenar garbanzos, huevos, quesos. Los españoles besan a cada alimento de su tierra y escupen a la que está detrás de los pirineos. En los establos de los caserones las vacas mugen apaciblemente, el fuego del hogar chisporrotea. Al amarecer la caravana parte feliz y satisfecha. Por los caminos voluntarios requetés y falangistas auxilian a los compatriotas con el noble fin de darles ayuda humanitaria. El viento frío aúlla feroz en los solitarios prados, los pueblos del mediterráneo quedan aun muy lejos, cae una nevada por la mañana. Los falangistas localizan la caravana que lleva varias horas perdida, la anciana preocupada les ha llamado por que las meigas se le han aparecido en el puchero de garbanzos anunciando entre las carnes magras hirviendo una gran desgracia para estos Ulises.

-Hermanos, camaradas, venir con nosotros que la nevada va a ser grande, y bien venidos todos a la patria, sabemos quienes sois y lo que habéis pasado en Europa, nuestro deseo es ayudaros- les dicen los fascistas a los emigrantes bajo el poncho militar con la orden de calatrava bordada.
La caravana acepta al ayuda, van a una masía donde se calientan al fuego, comen garbanzos, la nieve cae lentamente.
-¿ pero decirme, de donde sois?- pregunta un voluntario requeté.
-Nosotros somos de Vall d 'Uixó- dice con un hilo de voz agotado el Guiso.
Cada persona va contando de donde es, derrama abundante lagrimas al recordar sus pueblo, lo que han dejado atrás y como vuelven.
Los requetés y fascistas atienden a sus compatriotas, junto el fuego todos en el asamblea van contando las humillaciones pasadas en Alemania, Holanda, Francia...Los fascista como hombres comprometidos lloran con ellos, y juran venganza contra alemanes y franceses.
Camaradas, compartimos vuestro dolor, pero no es tiempo de lamentarse, la patria os necesita. Hemos perdido nuestra dignidad, ahora hay elecciones y ganara esa derecha capitalista que no nos representa y nos indigna. Nosotros somos falangistas, y junto a nosotros están los requetés y los regulares moros. Somos el único movimiento lo suficientemente fuerte como para frenar ese engendro capitalista y anti español de comunidad europea. Lo primero que vamos a hacer es atacar a franceses y alemanes, espero que nos ayudéis.
Al oír esas sabias palabras al calor de un hogar español los emigrantes se abrazan, derraman más lagrimas por la emoción y gritan “venganza, venganza” sacan las lengua como los saharauis en su ensordecedor silbido de guerra. La masía atroná con bellos cánticos racistas.

-Calma calma- grita el voluntario requeté que habla, se que queréis vengaros, pero debemos ser cautos. En Grecia, en Italia tenemos muchos compañeros que están ya matando alemanes, y he de confesaros con dicha que lo están haciendo francamente bien, al igual que en Yugoslavia, en España vamos un poco atrasados, pero ha llegado el momento, el día os lo anunciaremos.

Todos aplauden la idea. Pasan la jornada apaciblemente debatiendo. Al día siguiente todos lo emigrantes se afilian a falange, reciben armas, bayonetas, cuchillos, granadas y siguen su camino entre la nieve con un ligero sol, cara el con camisa nueva avanzan sin pestañear.
El Guiso y el Penas llegan a Vall d' Uixó, medio pueblo está vació por la emigración, hay anuncios por todas partes de las elecciones, carteles de esos infames europeistas corruptos del partido popular y socialistas, imágenes de Rubalcaba, Rajoy ensucian el bellos paisaje de Vall d' Uixó. Los parados, los pobres, seres humanos sin dignidad abarrotan las aceras anémicos, la guardia civil hace patrulla, las viejas gitanas junto el cartel Cayo Lara rebuscan en la basura, los perros lamen el agua de los sucios charcos. Los empresarios, los comerciante burgueses se pasean con los mercedes diciendo a la gente que vote.
Al llegar a su hogar tras dos meses fuera de el, lo primero que hace Guiso es subir al terrado. Llama a los perros y los ve muertos en sus jaulas, todos menos uno, la perrita Luna, mueve la cola al verlo, se arrastra agotada por la jaula fielmente. Al Penas le ha pasado lo mismo, pero a él no le ha sobrevivido ninguno.
-Guiso, Guiso grita el penas por las calles, llama a la puerta de su amigo.
El anarquista, el anarquista, el cascabeles- balbucea jadeante- que no les ha dado de comer, maldito sea, vamos a buscarlo.

Las calles están bulliciosas, el tiempo es esplendido, la vida discurre alegre, todo el mundo aunque pobre es feliz, sobre todo por no hacer nada. Al fin y al cabo en el mediterráneo es mejor pasar hambre que trabajar en una azulejera o para los hermanos ventura, al final los uxenses se han acostumbrado a ir a cáritas y pasarse el día haciendo el amor con la querida. Es el triunfo del anarco capitalismo.
Dan con el cascabeles bebiendo en el bar alegría de la huerta con otros amigos suyos.
-Ye que tal ¿ como os ha ido por Francia?- Les dice medio borracho. Música de Deep parple suena muy fuerte y apenas es perceptible su voz.
-Bien- comenta el guiso mirándole fijamente- pero los perros están muertos. ¿Qué ha pasado?
El anarquista baja la mirada y balbucea- bueno si, es que he tenido mucha faena y no he podido ir, los primeros días los atendí muy bien, pero veréis... es que me tuve que ir con unos camaradas anarquista a un festival alternativo de rock en Benicassin de varios día, de allí tuve la oportunidad de trabajar de paje en una feria medieval para demostrar la lucha de clases y la opresión del régimen capitalista actual, y luego me fui a Lugo a trabajar en unos huertos ecológicos que al final funcionaban de forma capitalistas, me despedí, regrese, y estaban muertos. Yo les puse mucha comida y agua, que no han sabido compartir, son ejemplo de capitalismo animal- les sonríe de nuevo, pero al ver sus miradas les pregunta intrigado ¿No estaréis cabreados conmigo? Yo hice lo que pude, no soy un esclavo, soy un hombre libre, un anarquista. Bebe más cerveza.
El Guiso y el Penas callan no dicen nada y se van.
-Esta noche le cazamos, vamos a averiguar que es de fransua- dice el Penas sobrepuesto.
Hacen varias preguntas por el pueblo y averiguan que Fransua aun no ha regresado a Francia, lo va a hacer al día siguiente para someterse unas pruebas médicas de sida, hepatitis, sífilis y un tratamiento vitamínico a base de viagra.
Cae la noche de noviembre, es calurosa, suenan los grillos, las navajas brillan blancas de luna. El casabeles sale de su casa arreglado en busca de su novia panky.
-¿Que tal cascabeles? de paseo- le dice el Penas poniéndole la navaja sobre el cuello .
Mira perplejo a su captor y se mea en los pantalones.
¿Oye que hacéis? ¿estáis de broma? Es un delito esto, os denunciaré a la guardia civil, el coronel es mi tío- les dice asustado.
Vaya, que me cuentas, hala a pasear con nosotros, a tu tío dejalo que va a tener hoy mucha faena- le dice el Guiso.
Lo arrastran a empujones hasta la balsa de cristal, las ranas croan y la luna se refleja redonda en sus agua verdes. El Penas le pone una piedra colgada de la cadenas de los perros, y le ata las manos con los collares de los canes. De un empujón lo tiran a la balsa de cristal, las ranas botan del lugar y unas burbujas salen del fondo, las ondas circulares se estrellan contra la pared. Los dos jóvenes se van hacia la casa del cura. Las campanas suenan, en la casa hay baile de despedida de fransua. Han acudido concejales del PP, del partido socialista, el alcalde Lelo Clavel, niños, empresarios. Los festeros van disfrazados como en la época de Luis XVI. El Francés sale desnudo de una enorme tarta. Entran el Guiso y el Pena al cabo de un par de horas de fiesta. Fransua está cómo todos borracho, agotado de la orgía, besa los labios del Guiso y el Penas cuando les ve. Pregunta afónico si la casa está acabada.
Si fransua, ya esta hecha- le dice el Guiso-
En la puerta de la casa del cura se han apostado miembros de falange y requetés.
El Guiso le pega una puñalada en el corazón a Frasua, abre los ojos el francés y exclama:
Oh quina merde-
Cae redondo, los asientes mirar perplejos y reaccionan. El cura intenta salir corriendo escaleras abajo, junto a él corren empresarios y concejales. Se encuentran a los falangistas. Uno de ellos lleva un revolver que amartilla, sale humo blanco y un gran ruido, tras eso una cabeza reventada de un empresario de la construcción ensucia de sesos y sangre la cara de Lelo Clavel. Suben repletos de pánico los libertinos pro europeistas, otra detonación y el cura cae abatido, la bala se ha metido por su nuca y salido por la boca. Al presidente de cáritas lo abaten a puñaladas Guiso y Penas, cómo a una res primero le dan acero en el brazo, luego en una pierna. Se arrastra la bestia por el pasillo de la casa, habla solo haciendo aspavientos con las manos, se santigua, pide perdón a cristo:
Padre nuestro que estás en los cielos, hágase tu voluntad...
Los ojos del fantoche patético están en blanco, reza cada vez más fuerte, se quita el condón de su pene, entra en una habitación, entre unas sillas se acurruca recibiendo cuatro puñaladas más. Repugna verlo gritar, semeja un rata luchando por vivir con las tripas fuera, nada en su sangre. Varios tiros más abaten a los que quedan, los niños que son como de cera, miran sin decir nada.

Angelillo de Uixó por una España sin emigrantes, sin franceses, sin alemanes, sin mercados.

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